Su Vanagloria llega a Madrid para marcar historia como su primera exposición individual. Con 113 obras expuestas, Antonio García Villarán, conocido artista, youtuber, escritor, docente, dibujante y más, pasea por los espacios de White Lab -ubicado en Paseo de la Castellana 166- entre sus admiradores internautas, curiosos del arte y gran cantidad de piezas artísticas. Entradas a través de este enlace.
Originario de Sevilla, García Villarán presenta, hasta este domingo 16 de octubre, una gran variedad de obras que forman parte de su continua creación, muchas de las cuales ha mostrado su proceso creativo en su canal de YouTube, con más de un millón de seguidores. El artista nos cuenta sobre su exposición, sus facetas, sus orígenes y perspectivas sobre el mundo del arte actual.
¿Cómo se presentaría ante una persona que no le conoce?
Soy Antonio García Villarán. Soy pintor, dibujante, artista plástico y comunicador en redes sociales… y tengo un huerto (risas) poca gente lo tiene.
¿Cree que el arte actual se escuda detrás del eclecticismo, que hay un uso excesivo del mismo o que hay pocos artistas que destaquen por verdaderas habilidades artísticas?
Por mi experiencia te digo que, yo voy a muchas ferias y exposiciones, y lo veo todo muy borroso. Hay muy pocos artistas que destaquen.
Creo que los artistas no han entendido, todavía, el poder de la red. Incluso, los propios NFT, que son una parte más del mundo del arte. Ni siquiera lo entienden. No se meten en lo contemporáneo.
Se llaman artistas contemporáneos, pero no están en la contemporaneidad
Mi labor principal en el canal de YouTube es hacer llegar el arte a todo el mundo. Y, si todos los artistas nos pusiéramos a hacer eso, te digo yo que todo el mundo hablaría de la misma manera de fútbol, de política y de arte. Es que está claro, ves los videos del canal y la gente los ve, tienen muchas visitas… a la gente le interesa el arte, pero cuando lo conoce.
¿Cree que todavía no se llega a ese público porque hay mucho desconocimiento?
Sí. En gran parte es culpa del propio ‘mundillo’ del arte. Ellos (los artistas) son tan herméticos, y se dan tantas ínfulas y son tan poco cercanos que, quizás por miedo, también. Le tienen mucho miedo a la gente y no hay que tenerles miedo.
Cuando tú muestras lo que haces, que sí, que va a haber mucha gente a la que le guste y a otra que no, como todo en la vida. Pero te vas creando un público, un grupo de gente que aprecia lo que haces, y ese grupo va creciendo cada vez más, es más global, porque te sigue gente de todo el mundo y se va pasando lo que haces a través del ‘boca a boca’ y al final la gente se pone a hablar de arte y no a interesarse solo por tu obra, sino por el arte en general.
Esa oportunidad que vio en YouTube, en su caso… ¿Cree que al artista, por sus procesos de introspección, le cuesta más el tema de ser cercano en las redes sociales?
Sí, porque yo creo, todavía, que los artistas se han creído el mito del artista del siglo XIX, metido en su estudio y que no quiere saber nada de las redes sociales… y es que estamos en el siglo XXI. La cosa ha cambiado y hay que ser transparente. No sé por qué ellos no lo ven, pero si lo viesen, sería muy top el arte.
Para mí, el artista del siglo XXI es el que está a tope con las redes sociales, que muestra todo su trabajo, que muestra incluso el proceso, que es muy importante. Con la inteligencia artificial (IA), por ejemplo, la gente está diciendo que las ‘IAs van a destruir a los artistas’. La IA no muestra ningún proceso. Los artistas sí que podemos mostrar cómo vamos ejecutando la obra conforme la vamos haciendo y eso le da valor.
Creo que les da miedo la crítica, les da miedo el no estar muy seguros de lo que hacen, pero hay que mostrarse. Hay que ponerse ‘en medio de la plaza’. Es que, al final, exponer es eso: hacer pública tu obra.
Según Antonio García Villarán, ¿es necesario ser artista para ser crítico?
No es necesario, pero un artista que lea, que se instruya, tiene un plus que no tienen los críticos de arte, y es que nosotros hacemos arte. Sabemos todos los trucos. Cuando veo una obra, veo lo que ve el crítico, porque yo también leo muchísimo sobre arte, pero tengo el plus de que casi que adivino cómo lo ha hecho o qué ha llevado al artista a hacer eso porque yo también lo he hecho. Los críticos muchas veces sobreinterpretan lo que el artista ha querido decir. Y es que no. Lo típico de la época azul de Picasso: seguramente él no tendría ‘pasta’ y el azul era barato, como dicen algunas fuentes. Pues seguro, porque a mí me ha pasado. O pintaba encima de un cuadro porque no tenían dinero o porque no les gustaba ese cuadro. La cosa es más sencilla. A nivel técnico también se ve.
Veo muchos errores cuando los críticos hablan de técnica pictórica, técnica escultórica. Lo miro y pienso ‘no. Esto es falso, esto no es así’. Esta técnica es esta o aquella, porque se ve. Así que los artistas que son críticos sí que tenemos ese plus pero también hay artistas muy poco instruidos. Hay de todo.
¿Qué formato no consideraría arte y por qué?
En cualquier formato se puede hacer una obra de arte. No considero nada que diga que no es arte. Es más, yo el formato casi que lo he practicado todo, intentando hacer lo mejor posible siempre (risas). El formato, para mí, no es lo principal para hacer una buena obra de arte. Lo importante es tener una buena idea y una buena ejecución, y después, que te salga (risas). Muchas veces pienso ‘tengo en mi mente el cuadro definitivo, ¡tengo la técnica!’ y me pongo a hacerlo y no me sale.
Si no todo vale en el arte, ¿qué es lo único que siempre podría tener validez para usted?
Una obra que tenga un buen concepto detrás, tenga una buena idea que el artista quiera desarrollar, que se adecúe a la técnica y que sepa ejecutarla correctamente. Tú puedes tener una buena idea, pero después lo quieres pintar y no sabes pintar ni dibujar y no te sale. Lo último, fundamental, es tener algo intangible, que eso no se puede dominar ni controlar, dependiendo de tu estado de ánimo y tantos factores, que es que te salga lo que tú hayas querido y que esa obra conecte con el público, que emocione.
¿Qué le sigue emocionando del arte actual?
Más que movimientos artísticos, que tampoco hay muchos, me siguen emocionando obras de artistas concretos. Soy más seguidor de la obra de ciertos artistas que de estilos. Además, me sigue gustando la buena pintura o los buenos dibujos. Lo mismo que yo hago, pero que otros lo hagan también con calidad.
También me siguen gustando los clásicos de siempre, eso no me agota. Yo voy al Museo del Prado y me quedo dos horas mirando un ‘Greco’ y me quedo allí extasiado, viendo cómo hacía todo.
¿Por qué expones ahora en Madrid?
Principalmente por dos cosas: la primera es porque creo que es algo que le debo a mis seguidores y seguidoras. Desde que empecé con YouTube y en las redes sociales, siempre me han dicho que exponga mis cuadros. La segunda razón es porque, llega un momento, que lo hago siempre, incluso cuando escribo, pinto o dibujo… yo voy haciendo, pero llega un momento que en mi cabeza me digo ‘esta parcela de mi creación ha terminado y la tengo que exponer para pasar a otra cosa’, y ese momento llegó.
‘Tengo que exponer, ¿dónde?’ pues en Madrid, que tiene buena comunicación, en un sitio céntrico, una gran sala… Así que hablé con el equipo, y lo montamos. Pero es una necesidad que ni yo puedo controlar. Llega un momento en el que, en mi cabeza, hay algo que hace click y es como ‘venga, ahora te toca’. Cuando hago un libro es igual, voy escribiendo cosas, pero llega un momento en el que mi cabeza empieza a ordenar y luego me pongo, lo recopilo, lo completo y salen los libros y las obras.
Incluso me pasa con los videos. Tengo un montón de guiones abiertos que no están terminados porque un día me pongo a investigar, luego los dejo allí por meses y años, que no los he grabado, porque no encuentro eso con lo que pueda decir ‘¡ahora está terminado!’.
Si tuvieras que quedarte con una faceta de tu vida ¿Con cuál te quedarías y por qué?
Yo esto me lo he preguntado a mí mismo muchas veces y es que, en mi día a día, pinto, dibujo, hago videos, cuido el campo, estoy con mis animales. Lo he intentado y me lo he planteado: ‘¿Qué soy? Pues, soy eso. Todo eso junto’.
Ahora ves una exposición, pero mañana verás un vídeo y pongo la misma pasión en todo. Me gusta y lo quiero hacer lo mejor posible, siempre. No siento que una cosa sea más que otra en mi vida. A todo le doy la misma importancia y siento que hago lo mismo en todos lados.
Algo que crees que le faltó a tu Vanagloria y algo que te encanta ella
Cuando hago cualquier obra, siempre quiero hacer más. Veo a mi alrededor, y me gusta, pero me hubiese gustado pintar a más Mujeres artistas, pintar más cuadros de la Alegoría andaluza. Cuando hago algo, por muy grande que sea, cuando lo veo hecho, digo: ‘quiero el doble, quiero el triple’. Es una cosa que no echo en falta, pero me pasa.
Por otro lado, lo que me gusta es haber podido hacer esta exposición, reunir todas estas obras y la forma en la que las hemos reunido, en una sala grandísima, con los NFTs, las pinturas, los dibujos. Una vez que yo pinto los cuadros, los guardo, para olvidarme de ellos y hacer el siguiente. Así que, verlos así me impresiona.
Si tuvieses que escoger un autorretrato de los que tienes expuestos, con el que te identifiques ahora, ¿cuál elegirías y por qué?
Hice el ejercicio de hacer, en verano, un autorretrato por día. Son los 31 autorretratos que están expuestos en Vanagloria. La idea era pintarme cada día como yo me veía ese día a mí mismo. Había días que estaba cabreado, otros que estaba triste. Cada día elegiría un autorretrato distinto porque nunca me veo igual.