Javier de Juan ha fungido como vigilante e historiador de Madrid a través de sus piezas artísticas, inspirado por una ciudad violenta en su ritmo de vida y que tiene más capas que una matrioshka, con una transformación perenne en lo social y en su configuración urbana. Con gracia, ha sabido utilizar diversos lenguajes para desvelar el alma de esta caótica, pero amada ciudad, en espacios como el aeropuerto de Barajas.
La Sala Sur de exposiciones del Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque es el hogar de su última exposición, ‘Cada vez que miras’, un proyecto en el que el artista reflexiona sobre el ecosistema de la capital española y sus zonas urbanas de gran densidad en constante movimiento y reconfiguración.
1. ¿Cuándo le dan a uno el carnet de madrileño?
Cuando se entiende la geografía de la ciudad. El sur está hacia Atocha. El norte hacia Chamartín. El oriente está donde la plaza de su nombre y el este se encuentra detrás del Retiro. Y en el centro Sol y Callao. El mapa es el carnet de madrileño, le planta en Madrid. Pero el título de madrileño se tiene cuando te importa un bledo de donde es nadie, de donde viene.
2. ¿Qué es lo mejor de un gato? ¿Y lo peor?
Lo mejor: la chulería, según como y según quien. Lo peor: la chulería, según quien y según como.
3. ¿Dónde queda el ascensor para ir de Madrid al cielo?
En nuestros ojos durante los atardeceres de primavera y otoño. La mirada que nos eleva y nos engancha a esas nubes, a esos cielos infinitos que nos envuelven.
4. ¿Cuál es el último amanecer que ha visto o, en su defecto, el que no olvidará nunca?
Yendo al aeropuerto de Barajas. El sol saliendo por Alcalá de Henares prometiendo vidas nuevas, emociones y expectativas. Un amanecer cargado de simbolismo al inicio de un viaje largo, exótico, al África lejana para llenar los ojos de nuevas imágenes. Y todo lo que vino después estaba ya en ese amanecer.
5. ¿Una alcoba en el centro, o un palacio en las afueras?
En el centro, de martes a jueves. En las afueras de viernes a domingo. Los lunes, si se puede, descanso donde se tercie. Y todos los días en sitios bonitos.
6. Desmiéntame un tópico sobre Madrid o los madrileños.
Que es un poblachón manchego. Tenemos el Teatro Español, más antiguo que el de Shakespeare, The Glove en Londres, cosa de Felipe II. Y a Luigi Boccherini con su Musica notturna delle Strade di Madrid. Y los arquitectos Churriguera, Sabatini, Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva, Palacios, Sáenz de Oiza, De la Sota, Higueras, Navarro Baldeweg… Pero sobre todo el Museo del Prado, que es el sol que ilumina nuestra sensibilidad y conocimiento. Alimento para el alma. Madrid es mucho Madrid.
7. Ahora, confírmeme otro.
Todos queremos salir de Madrid y luego estamos deseando volver. Tenemos la misma sonrisa al ir que al volver.
8. ¿Cuál es el mejor momento del año para degustar Madrid?
Según la edad y el clima, todos los momentos son maravillosos. Pero las primeras tardes de primavera, cuando se retira el frío y se empiezan a alargar los días y nos sentamos en las terrazas, en la calle y respiramos ese aire en buena compañía, bebiendo algo y mirando alrededor, sin prisa.
9. ¿En qué rincón de la ciudad se cita con la nostalgia?
Tengo recuerdos en casi todas las esquinas de Madrid. A veces miro y veo lo que hay, pero muchas veces miro y veo lo que fue, los que fueron, los que fuimos. Lo que sé que pasó, porque me lo contaron, o lo viví, o lo leí.
10. ¿Quién es Madrid hecho carne?
Todos mis amigos, pero especialmente un escritor que se llama Pepe Esteban.
11. ¿De qué piezas consta su día diez en Madrid?
Salgo de mi casa temprano en el Barrio de las Letras y bajo al Paseo del Prado. Cruzo por la sombra hacia el Museo del Prado, dejando el cedro del Líbano a la derecha. Subo hacia el Casón de Buen Retiro, pasando junto a la Real Academia de la Lengua y Los Jerónimos. Entro al retiro y lo cruzo por lo más boscoso, rodeo el lago hasta la esquina de O’Donnell y de allí me voy a la Casa de la Moneda, que es la zona donde está el estudio. Pierdo, o no, el tiempo pintando, pensando, leyendo, dibujando o haciendo nada. Me tomo el aperitivo por la Plaza de Felipe II, y como en alguno de los bares de menú que abundan por la zona. Por la tarde visita a museos y exposiciones. Paseo por las terrazas de Recoletos, o de Chueca, o del barrio de Las Letras. Si se tercia y hay oportunidad al Teatro Español, o al de La Comedia, al Teatro Real o al Auditorio. Un día diez. Aunque en Madrid hay mil días diez posibles.
12. ¿Cuál es el himno no oficial de Madrid?
‘Mírala, mírala, mírala, mírala… viendo pasar el tiempo, la puerta de Alcalá…’ Pero debería ser Agradecido de Rosendo: ‘déjame tenerte junto a mí, prometo estarte agradecido’.
13. ¿Qué vista de Madrid le hace olvidar el mar?
El cerro de Los Ángeles visto desde la calle Alfonso XII.
14. ¿Callos o sushi? Y, ya que estamos, ¿Lucio o DiverXo?
Todo. Pero soy cada vez más de casas de comidas de toda la vida, como La Sanabresa, el Avantis, El Bogotá, Plateria, El Trebol… Y los clásicos que quedan de Madrid, La Posada de la Villa, Botín, los asadores a los que van los futbolistas. Pero sobre todo los sitios en los que se tira la cerveza como Dios manda, El Cangrejero, Santa Bárbara, El Doble…
15. ¿Cuál es su rasgo más inequívoco de madrileñismo?
La forma de conducir: fluido, poniendo interés, con poca paciencia y protestando. Todo termina en cuanto me bajo del coche o de la moto.
16. ¿A quién le alfombraría de claveles la Gran Vía?
A todas las mujeres que le han dado carácter a la cultura de esta ciudad. Cantantes, músicas, bailarinas, actrices, artistas plásticas, comisarias de exposiciones, gestoras culturales… Y por encima de todas a una que ella ya lo sabe.
17. ¿Hay vida más allá de la M-30?
Sí. En los fines de semana y en vacaciones.
18. ¿Cuál es el secreto mejor guardado de su Madrid?
Cada vez quedan menos secretos. Las redes los revelan todos. Pero aquí hay algo misterioso. No somos nacionalistas, ni superiores a nadie, ni queremos tener una identidad como raza o como pueblo o como lengua, pero existe el orgullo íntimo de pertenecer a este lugar, cuyas calles y sus habitantes nos producen una alegría serena y un dulce recuerdo cuando estamos lejos.
19. ¿Y su último descubrimiento en la capital?
El barrio de Carabanchel, su transformación en una colonia de arte. Muchos amigos se han trasladado a trabajar y vivir allí, muchas galerías y colectivos de artistas. Gente joven y de todas las edades. Es bonito asistir al nacimiento de mundos nuevos. Carabanchel lo es.
20. ¿Qué vez se dejó el corazón en Madrid, como Chavela?
Mi corazón está junto a los amigos y amigas que se fueron quedando por el camino. A veces creo que me los voy a encontrar al doblar una esquina o al entrar en un bar.
21. Lugar de Madrid en que ha sido más feliz.
Anteayer en las calles. Ayer en los bares. Hoy en mi estudio y con la gente que quiero y que me quiere.
«El Madrid de» es una indagación, en forma de cuestionario, sobre la relación personal de vecinos o visitantes de Madrid con la ciudad. Y, quien dice la ciudad, dice del Xanadú al pico de Peñalara: que Madrid, ya lo sabemos, no es tanto un callejero como un estado mental.