Nada en la vida de Ainoa Buitrago (Madrid, 1998) ha sido casualidad, o ‘Sin querer’, como el último sencillo que acaba de lanzar esta ‘alma cheli’ que se dedica a la música desde que tiene uso de razón. Su pasión viene de familia y la cantante la ha ido cultivando con mucho esfuerzo y trabajo para labrarse un camino en la industria con referentes como Andrés Suárez.
La cantautora madrileña acumula en su carrera varios sencillos y un álbum denominado ‘La ruta de las flores (2021)’ y este año, tras participar en el programa ‘Dúos increíbles’, volverá a los escenarios madrileños, específicamente al del WiZink Center, el próximo 14 de diciembre junto a Rozalén.
1. ¿Cuándo le dan a uno el carnet de madrileño?
Creo que cuando te vas a otro sitio, ya sea en España o fuera de ella, y dices «echo ‘mazo’ de menos el agua del grifo, me da igual la embotellada».
2. ¿Qué es lo mejor de un gato? ¿Y lo peor?
Lo mejor es que somos superabiertas y abiertos. Siempre pongo este ejemplo: imagina que te vas de fiesta y te quedas sola porque tu amigo se va. En Madrid, siempre habrá algún grupo de personas que aparezca y te diga: ‘Oye tía, ¿estás bien? ¿Te quieres unir a nosotros?’. Yo misma he sido una de esas personas que ve a alguien solo y le invita: ‘Oye, ¡vente!, ¿cómo te llamas?, ¿a qué te dedicas?’. Creo que eso es lo mejor.
Y lo peor de ser gato… voy a tirar de la chulería madrileña (risas) pero es el odio que nos tienen fuera de Madrid. No sé por qué, pero nos lo tienen… bueno, sí sé por qué, pero creo que es algo más político. Nosotros somos to’ majos.
3. ¿Dónde queda el ascensor para ir de Madrid al cielo?
Para mí queda en el barrio de los Austrias.
4. ¿Cuál es el último amanecer que ha visto o, en su defecto, el que no olvidará nunca?
Más que un amanecer, te diría un atardecer. Hay un sitio frente al Palacio Real en el que hay una montañita chiquitita, enfrente del Patio de Armas, entre el palacio y la Catedral de la Almudena. Desde esa montaña se ve todo lo que es Casa de Campo y, tío, yo desde allí he visto los atardeceres más chulos de Madrid, y mira que en Madrid tenemos atardeceres preciosos, de esos que coincide que son rosas, naranjas y morados.
5. ¿Una alcoba en el centro, o un palacio en las afueras?
Un palacio en las afueras, 100%. O una casita en las afueras, para tener un huertito (risas) en Perales.
6. Desmiéntame un tópico sobre Madrid o los madrileños.
Que somos muy chulos (risas). Nos dicen chulos, pero yo creo que somos peña supermaja y que abrimos los brazos a todo el mundo y que todos son bienvenidos, y creo que eso es lo que hace que Madrid sea lo que es.
7. Ahora, confírmeme otro.
Que somos muy chulos (más risas).
8. ¿Cuál es el mejor momento del año para degustar Madrid?
En agosto. Aunque haga muchísimo calor, pero es que del 15 al 30, que ya no aprieta tanto el calor y que la gente se cree que sí, y no hay nadie; es increíble. A mí me gusta mucho montar bici por el centro, y estar en esta época a las 9 de la noche en la Puerta de Alcalá dando una vuelta por ahí y que no haya casi coches, solo taxis, es increíble.
9. ¿En qué rincón de la ciudad se cita con la nostalgia?
El mismo sitio de los atardeceres. Es un lugar muy especial, y siempre que puedo voy a leer o a ver el atardecer. Intento ir en fechas que no haya mucha gente.
10. ¿Quién es Madrid hecho carne?
Mi madre, totalmente. Más madrileña que nada.
11. ¿De qué piezas consta su día diez en Madrid?
Tomarme algo con unos colegas por mi barrio y darme una vuelta por el barrio de los Austrias. Es que yo soy muy romántica y me gusta mucho ese barrio, soy superfriki y me sé todas las historias de sus calles. Es más, me llevaría a ese barrio al típico colega que viene de Burgos y le haces un tour por Madrid para contarle mil historias, y luego terminar en la sidrería El Tigre comiendo tapas.
12. ¿Cuál es el himno no oficial de Madrid?
Aparte de un chotis como ‘Madrid’ o una zarzuela, para mí ahora mismo sería la canción Pirulí, de DeTeresa con Alba Morena.
13. ¿Qué vista de Madrid le hace olvidar el mar?
Los Jardines del Príncipe de Anglona, que están en La Latina. Es un sitio que me gusta mucho.
14. ¿Callos o sushi? Y, ya que estamos, ¿Lucio o DiverXo?
Callos, 100% (risas). Y Lucio, ¿hay gente que te dice DiverXo, en serio? Esos no son madrileños.
15. ¿Cuál es su rasgo más inequívoco de madrileñismo?
Hace poco me hice un tatuaje en el pecho que pone ‘Alma cheli’. El cheli es el argot que se utilizaba en Madrid en los años 80 y 90 durante la Movida madrileña, con un montón de palabras que ahora mismo ya se han expandido por toda España como el ‘mazo’ o expresiones como el ‘me renta’.
Es como si fuera un dialecto más barriobajero, y yo que además soy de barrio, decidí hacerme este tatuaje porque me parece que cuenta mucho sobre el lugar en el que me he criado y de donde vengo. Creo que este es el rasgo más inequívoco de madrileñismo por mi parte.
16. ¿A quién le alfombraría de claveles la Gran Vía?
A Carlos III. Fue el que hizo de Madrid esta gran ciudad.
17. ¿Hay vida más allá de la M-30?
Obviamente, sí. Mucha más vida.
18. ¿Cuál es el secreto mejor guardado de su Madrid?
Es que si te lo cuento no es secreto (risas).
19. ¿Y su último descubrimiento en la capital?
¡Ay! No es en la capital, pero el otro día estuve en el Palacio de Aranjuez, que había ido otras veces a ver sus jardines, pero la última vez que fui entré y me pareció una locura.
Ya yo había entrado en el Palacio Real y siendo lo grande que es, te esperas que sea impactante, pero el Palacio de Aranjuez, que es mucho más pequeño… ¡Menuda locura son sus salas! Hay una que recrea La Alhambra, otra toda de porcelana… Me sorprendí un montón.
20. ¿Qué vez se dejó el corazón en Madrid, como Chavela?
Cuando me fui a Inglaterra a vivir. Lo pasé muy mal. Nunca había echado tanto de menos a mi madre, y a España. Yo ahí empecé a valorar mi país.
21. Lugar de Madrid en que ha sido más feliz
En mi barrio, en Villaverde.
«El Madrid de» es una indagación, en forma de cuestionario, sobre la relación personal de vecinos o visitantes de Madrid con la ciudad. Y, quien dice la ciudad, dice del Xanadú al pico de Peñalara: que Madrid, ya lo sabemos, no es tanto un callejero como un estado mental.