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Miguel Álvarez: «Hasta que no miras las cosas con perspectiva no te das cuenta de todo lo que has conseguido»

Miguel es el fotógrafo de moda en los conciertos de hoy en día. Madrileño de adopción y sevillano de cuna. Este joven se sumergió en el mundo de la fotografía en el cual se siente como pez en el agua. Inconscientemente, su padre, jugó un papel importante ya que siempre iba acompañado de su cámara de fotos.

Miguel nos cuenta en la Azotea de Madrid 365 por qué vino a la capital, qué fotografía le gusta y lo que le hace sentir cómodo a la hora de trabajar en los conciertos.

¿Por qué Miguel DV?

Uy, pues es una tontería. Es como el típico usuario de Messenger o así. A mi me gustaba mucho David Villa, entonces me ponía DV7. Una tontería que ahí se ha quedado. Es más, cuando se retiró pensé que igual me tenía que cambiar ya el nombre. (risas) Entonces tengo como este perfil para amigos y después el de frases y fotografía.

¿Cómo empezaste en la fotografía?

Es súper aleatorio, en realidad. Yo empecé estudiando turismo porque me encantaba la historia del arte y mi padre siempre estaba con la cámara de un lado a otro, pero a mi no me gustaba mucho… Y mira ahora, imagino que es un gen que tenía ahí dormido.

Entonces cuando vine a Madrid y empecé con el tema de producción y eventos me dije «estaría bien saber cómo utilizar una cámara de vídeo, las luces»… Y la fotografía me terminó conquistando. A esto le sumas que tenía la oportunidad de ir a conciertos, y pues empecé a preguntar si les importaba que hiciera fotos, y hasta día de hoy. De todo lo que hago, es lo que más me gusta y lo que más hago.

¿Cómo llegaste a dónde estás ahora?

Currando mucho y tragando mucho también. Yo vine a Madrid en una situación súper mala, huía de una serie de cosas que me habían pasado en Sevilla. Tenía una típica página web pequeñita de cultura en la que escribía y empecé a conocer gente, a hacer entrevistas. Ahí, por ejemplo, conocí a Rayden, a Zahara, a Carlos Sadness… Les di confianza y ellos a mi y empecé a trabajar en sus giras vendiendo merchandising, haciendo de auxiliar de producción… Así he ido avanzando.

De hecho, hasta que la Covid paró todo, estaba trabajando en una empresa de eventos hiper tocha y estaba en una gira super guay. Ahora estamos intentando que arranque todo otra vez.

Ya que les has nombrado.. ¿Qué significan Rayden, Zahara y Carlos Sadness para ti?

Bueno, Rayden es el que me dio la primera oportunidad, es uno de mis mejores amigos, trabajamos juntos. Rayden es un talento increíble y sobre todo me gusta que sea terrenal, por decirlo así. Hay muchos artistas que no pueden salir a la calle y yo me puedo ir al cine con él y no pasa nada.

Con Zahara estuve en la gira de Santa y es una persona con un talento increíble y es súper divertida, súper emocionada y choca mucho cuando después la ves cantando “puta”.

Y, con Carlos Sadness fue algo parecido como con David, pero de una manera distinta. Me hizo una entrevista. Él tenía un concierto en Madrid, de repente dijo «oye, ¿no tendréis a alguien que curre con nosotros con las camisetas?» y le dije que yo podía hacerlo. Mantenemos contacto, de hecho ahora en Inverfest en el Wizink iré y estaré con ellos.

He currado con varios artistas pero necesito que haya ambiente familiar, si no lo hay, me voy porque no estoy a gusto.

¿Has encontrado muchos obstáculos?

Si, tanto yo como los propios artistas. Lo hemos visto ahora con las restricciones: en los conciertos, hasta hace tres días, la gente no se podía poner de pie, pero en cambio sí podían estar la discotecas hasta arriba. Eso ha afectado a todos, desde
al artista al que tu vas a ver hasta a los técnicos y staff. Todo el mundo que trabaja en la cultura tiene un hándicap y es que en España no se valora lo suficiente. Se piratea la peli, Spotify pirata, etc… A la gente le cuesta mucho pagar por el arte y eso en países como Italia no pasa.

Yo, por mi parte, intento aportar lo máximo, si tengo que pagar treinta euros de Spotify al año, lo hago.

¿Qué tipo de fotografía te gusta más? Ciudades, retrato, conciertos…

Yo estoy especializado en fotografía de conciertos. Pero, tras el confinamiento, cuando nos dejaron salir, empecé a hacer retratos y me gusta, me gusta el retrato. Paisajes no, excepto si es un viaje distinto… por ejemplo, estuvimos en Islandia grabando un videoclip y quería hacer fotos a todo lo que veía, a todos los paisajes. Pero si estoy en una ciudad que es “casa” no siento esas ganas de salir y capturar el paisaje, aunque sean ciudades increíbles como Madrid o Sevilla.

Saliste huyendo de Sevilla, ¿sigues prefiriendo Madrid?

Sí, pero ya al margen de lo que me haya pasado a mí en Sevilla, Sevilla es una ciudad maravillosa. Pero, en cuanto a lo que yo me quería dedicar era imposible. Aquí en Madrid, solo en Gran Vía hay 10 teatros… En Sevilla hay muchos menos que en Madrid y las oportunidades son menores también. En cuanto a televisión, aquí tienes mil opciones, en Sevilla tienes Canalsur.

Aún así, hay algo que le pasa a mucha gente: hasta que no te vas de un sitio no lo valoras. Yo ahora voy a Sevilla y lo disfruto más.

Volviendo a la fotografía de conciertos, ¿festival o sala pequeña?

Uff… creo que es muy guay un acústico en una terraza con ambiente. La sala de conciertos es ideal para un artista si solo quieres escucharle a él porque te encantan sus canciones. Los festivales son para descubrir grupos, pasarlo bien… tanto si te gusta la música en general como si te gusta pasarlo bien, los festivales son una opción genial.

¿En qué consiste ahora mismo lo que estás haciendo de ‘tour assistant’?

Creo que la pregunta sería más bien «¿qué no hago?». Hace poco empecé con un grupo que se llama Veintiuno y hago lo mismo que con Rayden pero a menor escala.

Conducir la furgoneta, recoger la furgoneta, cargar los instrumentos, cargar el material, vender el merchandising, hacer fotos… todo lo que se necesita para dar apoyo y que la gira o el concierto salga adelante.

Por otro lado, eres muy activo en redes, ¿prefieres Instagram o Twitch?

Con Instagram me pasa que es una relación de amor odio. Antes era más constante, ahora subo cosas diferentes de vez den cuando. Es una red social complicada… yo creo que el que sea creador de contenido o algo artístico, fotógrafo o pintor, debe frustrarse mucho.

A mi me pasó con un perfil que tengo sobre frases. A veces conseguía más ‘me gusta’ en posts de frases que en fotografías artísticas. Y al final parece que da igual si una fotografía es buena o mala, solo depende de los seguidores que tengas y de los algoritmos de Instagram. Así que a nivel artístico es muy frustrante porque no depende de ti.

En cambio, Twitch me gusta más porque es una plataforma que consumo a diario. Me gusta la libertad que tiene de que puedes hacer un directo haciendo una entrevista, editando fotos, jugando a un videojuego o simplemente hablando con la gente.

Pero Instagram, obviamente, es la red por excelencia para cualquier fotógrafo porque es una forma de conseguir trabajo.

Finalmente, antes hablabas de que la Covid paró todo, ¿tienes algún proyecto en mente próximamente?

En un plazo medio corto de tiempo me gustaría sacar, ya sea con Rayden o con otra persona, un proyecto parecido a un libro que sacó Wilma Lorenzo, que era un libro de la gira de Leiva, con fotos y tal. Me gustaría mucho hacer eso con él.

Siempre estamos haciendo cosas, que son pequeños logros, y parece que hasta que no pasa el tiempo no te das cuenta. De hecho, hace unos años fuimos a Islandia y hasta que no ha pasado un tiempo no he sido consciente de todo lo que fue esa experiencia. Vimos auroras boreales y glaciares… increíble.

Creo que eso nos pasa a todos: hasta que no miras las cosas con perspectiva no te das cuenta. Hace ya unos años estaba en Sevilla queriendo marcharme de allí y mira ahora todo lo que he conseguido. Es un subidón.

También creo que el síndrome del impostor, lo de sentir que lo que haces no es para tanto o que no eres tan bueno, también lo acarreamos todos encima. Yo trabajo todos los días en eso, en intentar decirme a mí mismo cosas buenas, porque, además, el mundo de la fotografía es muy complicado porque terminas comparándote con otros.

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