La permanencia en el tiempo es, quizás, una de las más grandes preocupaciones que persiguen a los artistas. Luego, hay aquellos que nunca llegan a conocer, en vida, el impacto de su obra, como es el caso de Van Gogh. Sin embargo, 70 años han pasado desde el estreno de Singin’ in The Rain en la gran pantalla y la pieza cinematográfica continúa siendo una producción que se mantiene jovial en el tiempo y en la memoria colectiva.
Tras pasar una temporada en el Teatro Tivoli de Barcelona, el musical de Cantando bajo la lluvia llega al Teatro Apolo de Madrid para permanecer en la capital hasta el 27 de noviembre. Esta producción, que cuenta la historia de uno de los filmes más representativos del género musical, nos relata la historia amor entre Don Lockwood (Miguel Ángel Belotto) y Kathy Selden (Diana Roig) y la transición del cine mudo al sonoro.
Preparación extenuante, en todo sentido
Se abre el telón y estamos a las puertas del Grauman Theater, a la espera de la llegada de los más grandes intérpretes del cine mudo. Quedan por delante casi tres horas de emoción, risas, destacadas coreografías e historia del cine. El musical es una mirada hacia el pasado y una oportunidad para reencontrarnos con tiempos y preocupaciones distintas.
Aunque es complicado interpretar a un personaje tan encantador y vivaz como el de Don Lockwood, Miguel Ángel Belotto hace un gran trabajo en la pieza con su constante aparición en escena, cambios de vestuario, líneas y complejas coreografías.
Por otra parte, el cómplice de Lockwood, Cosmo Brown (interpretado por Ricky Mata), destila una energía desbordante en cada escena, sobre todo en Haz reír, número que protagoniza ante los ojos del set y de espectadores que aplauden animadamente por su bien lograda interpretación. Mata imprime carisma y fuerza al musical.
La coreografía, físicamente exigente en casi todos los números, está dirigida por Miryam Benedited y cumple con su intrínseca necesidad de estar a la altura de la película, con lo que conlleva la interpretación en vivo. Por ello, las performances en José sururra o Broadway Melody son tan memorables como rigurosas.
Por su parte, la interpretación de Roig como Kathy Selden es destacada en los diversos números que protagoniza y forma parte, además de sus habilidades como actriz, cantante y bailarina. Una artista que demuestra su formación integral en el musical.
Haz reír, Lina
Mireia Portas, como la mismísima Lina Lamont, logra salirse con la suya y robarse el protagonismo de la pieza musical. Lo que pudo sonar como una mala pronunciación con un tono de voz detestable, Portas logra convertirlo, en la escena que comparte junto a su profesora de dicción, como la más hilarante de toda la producción.
La artista sabe que, hasta para cantar ‘mal’, hay que saber hacerlo bien. Por ello, un reconocimiento especial por la interpretación de la artista durante todo el musical, y por la fidelidad que lleva, con compromiso y genuina seriedad, a la Lina Lamont original. Portas hace reír sin ser el hazmerreír.
Una pérdida de identidad: el idioma original de las canciones
La música, factor clave de una puesta en escena tan representativa para el género, es lo que hace tan icónica y especial esta producción. Sin embargo, salvo la canción homónima que le da nombre al musical, el resto de las composiciones están traducidas al castellano o juegan entre este y su idioma original, tal como ocurre con la canción Good Morning. Aunque esto no hace que se desestime el valor de la elaborada y bien lograda puesta en escena, es una variación que puede provocar una pérdida de la verdadera identidad y emoción de cada canción, así como una oportunidad de estrechar la conexión con los espectadores durante la interpretación. Por ello, la decisión de cantar Singin’ In The Rain en inglés es un acierto tanto para el musical como para el papel de Lockwood. Tan necesario como la farola y la lluvia en escena.
Además, la orquesta, dirigida por Andreu Gallén, hace gala de una destacada ejecución en el musical, sin llegar a opacar las voces de los intérpretes y que no le requiere sacrificar los momentos de protagonismo de cada instrumento en el repertorio musical. Números con un alto nivel de complejidad física, vocal y musical también acompañan al musical como Fit As A Fiddle (Soy tan alegre en castellano), Moses (traducida como José susurra) o You Were Mean For Me (Tú eres para mí), canción con un despliegue en escena que impresiona por su similitud con respecto al filme de Gene Kelly y Stanley Donen.
Sentirse Cantando bajo la lluvia
El uso del palco fuera del escenario, la consideración del pianista dentro de la obra, la recreación del cine mudo en blanco y negro y poner en escena el backstage de una película han sido grandes logros de esta producción, además de una versátil, interesante y muy cuidada escenografía. Todo un acierto por parte de Enric Planas, y acompañado por un atinado manejo de la iluminación de Albert Faura, que facilita trasladar la melancolía, alegría y emoción a escena a través de los focos.
Además, la pieza se desarrolla con buen ritmo y la introducción de diálogos y números para transitar de una escena a otra se han manejado con sabiduría. Pocas escenas, como el primer encuentro entre Lockwood y Selden, se vuelven estáticas y hasta un poco largas, pero la trama logra recuperar su cadencia sin decaer. A su vez, el resto del reparto que acompaña al cast principal, conoce su lugar y tiempo en cada escena, lo que aporta agilidad a la producción.
Cantando bajo la lluvia es un musical que cae como un chaparrón entre tanta oferta cultural en Madrid. Logra calar, a pesar de la antigüedad de su historia, para empapar de esa sencilla alegría característica del musical, y hacer reír a mares con las distintas interpretaciones de su reparto.
Si se considera que Singin’ In The Rain es la felicidad hecha película, su versión musical es una lluvia de ella.
Elementos claves del espectáculo
Lo mejor: la escena entre la profesora de dicción y Lina Lamont. Lágrimas de risa.
Se echó de menos: escuchar las canciones del musical en su idioma original.
Ficha técnica de ‘Cantando bajo la lluvia’
Director: Àngel Llàcer.
Director musical: Manu Guix.
Coreografía: Miryam Benedited.
Diseño de escenografía: Enric Planas.
Diseño de iluminación: Albert Faura.
Producción: Nostromo Live.
Reparto: Miguel Ángel Belotto (Don Lockwood), Diana Roig (Kathy Selden), Ricky Mata (Cosmo Brown), Mireia Portas (Lina Lamont).
