Logotipo 365 Smart Cities

Un año de alarma: ¿Cómo ha cambiado la pandemia nuestras vidas?

Hace justo un año, el Consejo de Ministros acordaba el primer decreto del estado de alarma para hacer frente al coronavirus. Los días previos al anuncio, los hospitales experimentaron un aumento considerable de pacientes Covid-19; los colegios de la Comunidad cerraron y las reservas en hostelería cayeron en picado. Pero esto era solo el comienzo. Después llegó el confinamiento, el uso obligatorio de mascarilla, la desescalada, los rebrotes, el toque de queda y los cierres perimetrales.

Ahora, doce meses después de la declaración del estado de alarma, y en plena campaña de vacunación, tres profesionales de diferentes ámbitos —sanidad, educación y hostelería— hablan con Madrid 365 sobre el impacto de la pandemia en su sector y cómo influye, a día de hoy, la crisis sanitaria en su trabajo diario.

La primera línea de batalla

«Cuando se decretó el estado de alarma nosotros ya teníamos bastante presión asistencial», explica Miguel Ángel, médico residente de Anestesiología y Reanimación en el Hospital Universitario La Paz. «Los días previos al anuncio empezábamos a notar que cada vez había más pacientes por Covid y nos íbamos preparando porque se habían empezado a suspender cirugías y demás, lo que pasa es que todavía estaba subiendo mucho el número de pacientes en la UCI. Entonces nos reorganizamos».

«Al principio, al no haber cirugías, no íbamos todos los días al hospital. Las unidades de críticos estaban cubiertas con personal y nos íbamos rotando por no estar todos al mismo tiempo, porque, en ese momento, el hospital era un foco de contagio».

Para proteger a su familia, Miguel Ángel se trasladó a la segunda vivienda familiar, en Guadalajara. «Me fui de casa un par de semanas y solo venía a Madrid los días que tenía trabajar. Sin embargo, la carga de trabajo aumentó tanto que llegó un punto en que me tuve que quedar en Madrid».

Miguel Ángel probando un modelo improvisado de respirador.

Tras los momentos más críticos de la pandemia, Miguel Ángel considera que «a nivel de la sociedad, si que es verdad que ha habido un reconocimiento por el trabajo realizado. En concreto, en Anestesia, eso ha sido posible porque somos muy versátiles y nos hemos adaptado muy bien a esta situación, asumiendo muchos pacientes en la gran mayoría de hospitales».

Sin embargo, no cree que los sanitarios vayan a experimentar un cambio en su modelo de trabajo ni cuenten con nuevos reconocimientos. «Por ejemplo, no creo que coticemos las horas de guardia para jubilación, como nos pasa ahora. A pesar de todo lo que hemos vivido, no va a cambiar nada».

El día a día de la hostelería

«En el año 2018 realicé una costosa obra para levantar Marvelous, una sala de fiestas y conciertos situada en Nuevos Ministerios que abrió sus puertas en enero de 2019. Los primeros meses fueron duros, pero pasado el verano afortunadamente el local comenzó a funcionar de maravilla, por lo que mi día a día consistía en trabajar, trabajar y trabajar para poder sacar adelante este proyecto personal», explica Jorge Cuervo, dueño del local.

«El cierre de la hostelería y, particularmente, de los locales de ocio nocturno me dejó ‘KO’ por completo», confiesa, justo antes de añadir: «Me encontraba en plena cresta de la ola y comenzaba a creer que este sueño en el que había invertido tanto dinero, esfuerzo y sufrimiento estaba funcionando, llegó la pandemia y lo echó todo por tierra».

Jorge en Marvelous.

A día de hoy, tras adaptar su negocio a las nuevas medidas sanitarias y de seguridad, Jorge procura vivir en el presente: «Creo que la situación de incertidumbre la estoy afrontando como el resto de compañeros del sector, a base de vivir el día a día y no pensar en lo que pueda pasar mañana. No puedes organizar proyectos a largo plazo porque las normativas, sobre todo para el ocio nocturno, cambian cada dos por tres».

«Trabajo cuatro veces más que antes para llegar a pagar, a duras penas, todas las deudas que tengo pendientes. Pero creo que, tarde o temprano, todo esto terminará y la gente volverá a nuestros locales para celebrar el fin de este mal sueño. Esta esperanza es la que me mantiene a flote». Y, en este sentido, añade: «La gente deseará más que nunca volver a reunirse en los bares, discotecas, salas de fiestas y conciertos, para volver a bailar, beber, reír y en definitiva vivir como lo hemos hecho siempre».

Educar tras una pantalla

«Cerraron los colegios, pero los docentes tuvimos que acudir para ver cómo abordábamos la situación», recuerda Mariluz, profesora de Educación Infantil del Colegio San Agustín. «Íbamos con bastante miedo ya que algún compañero estaba padeciendo los síntomas y no sabíamos en que consistía todo esto del Covid-19. Finalmente, la dirección nos sugirió que, si teníamos los medios suficientes para trabajar en casa, cogiéramos todo lo necesario para poder enviar a nuestros alumnos la tarea como si estuviéramos en el cole».

En ese momento, la vida profesional de Mariluz cambió de la noche a la mañana. «Me convertí en una profesora enganchada a mi portátil para crear todas las actividades que se nos iban ocurriendo; jamás pensé que tenía tantos conocimientos informáticos. Las videollamadas se convirtieron en nuestras reuniones diarias, necesitábamos ver la cara de nuestros compañeros y ponernos a trabajar. También realizábamos tutorías grupales con los niños, y las poníamos por la tarde, fuera del horario laboral de los padres; ellos por la mañana tenían que trabajar y no podían ayudarles a conectarse un ratito con nosotras».

Mariluz profesora infantil
Mariluz en el aula durante una actividad de Carnaval.

«Ha cambiado nuestra manera de trabajar, no podemos juntar a los niños, por lo que lo de trabajar por rincones lo olvidamos. No podemos achucharles cómo se merecen y ellos lo echan de menos. Nos hemos tenido que acostumbrar a sonreír con mascarilla, y a afinar más el oído».

Respecto al futuro, la profesora se muestra optimista y espera «volver a lo de antes que podamos jugar en el suelo, compartir materiales, y el simple hecho de contar un cuento todos juntos sentados en corro en el suelo. Lo importante de infantil es sentir al de al lado, poder experimentar y aprender tocando, probando, oliendo, escuchando y mirando. Poder utilizar los cinco sentidos sin restricciones de ningún tipo».

Redacción

Última hora