Los Reyes Magos están a punto de llegar. Y, como cada año en estas fechas, es el momento de degustar el último y más demandado dulce de la Navidad: el roscón de Reyes. Durante estas fiestas, según las estimaciones de la Asociación de Empresarios Artesanos de Pastelería de Madrid (Asempas), el consumo de roscón de Reyes arteseno en la Comunidad superará los dos millones y medio de unidades.
El formato más demandado
La tendencia de consumo ha constatado que las piezas de 500 gramos son las protagonistas junto a la reducción en la proporción de azúcar empleada. Además, un 50 por ciento de los clientes prefiere el producto relleno de nata o trufa. Cabe destacar que su precio apenas ha experimenta variación respecto al pasado año.
Durante las fiestas, las cerca de 600 pastelerías artesanas de la Comunidad de Madrid han vendido más dos millones y medio de roscones, con un incremento respecto al pasado año, según la estimación de Asempas.
Los valores de calidad defendidos por la Asempas vienen contemplados en la creación del ‘Sello Artesano de Calidad’. Esta identificación nació en el año 2018 con el apoyo de la Dirección General de Comercio y Consumo de la Consejería de Economía, Empleo y Competitividad de la Comunidad de Madrid. Su objetivo es identificar y apoyar a las Pastelerías de Madrid que elaboran sus productos de forma artesana y tradicional.
Origen de la tradición
El origen del roscón de Reyes está relacionado con las saturnales romanas. Las saturnales eran fiestas dedicadas al dios Saturno y su finalidad era que el pueblo romano pudiera celebrar el aumento de horas tras el solsticio de invierno.
En estos festejos, se elaboraban unas tortas redondas con higos, dátiles y miel. Estos dulces eran repartidos por igual entre los plebeyos y esclavos. Ya en el siglo III, en el interior del dulce se introducía un haba seca, y el afortunado al que le tocaba era nombrado «rey de reyes» durante un corto periodo de tiempo establecido de antemano.
Desde los tiempos de los romanos, existían juegos del haba en la península ibérica. Sin embargo, en España, la referencia más antigua al roscón está datada en el siglo XIV, en el reino de Navarra, donde en el tradicional bollo ya se introducía un haba. Al igual que en la tradición romana, al niño que la encontraba en su interior se le designaba rey de reyes por un día. Actualmente, quien encuentra el haba debe pagar el roscón, mientras que quien encuentre la figura es el afortunado «ganador».
