El coronavirus ha deteriorado la salud de muchos madrileños, a la vez que ha devuelto a la palestra a uno de los activos financieros más antiguos, el oro. La incertidumbre y la imposibilidad de trabajar ha atraído al metal a miles de madrileños, bien como último recurso para obtener ingresos, o bien como inversión para el futuro.
«Tenemos aproximadamente un 20% más de clientes que antes de la epidemia», asegura Nacho Asín, gerente de Kilates, un establecimiento de venta de oro, plata y diamantes cercano a la Glorieta de San Bernardo.
Sin embargo el cambio más significativo no está en la cantidad, sino en el tipo de cliente: «Antes la mayoría venían para vender una herencia o aprovechar el precio alto del oro. En estos momentos nueve de cada diez lo hacen por una necesidad inmediata como pagar gastos corrientes, el alquiler, e incluso hubo una persona que lo necesitaba para comer ese mismo día. No habíamos visto casos semejantes desde la crisis del 2008».
Este tipo de cliente, explica Asín, «viene con cantidades pequeñas, de diez o veinte gramos, cuando habitualmente eran seis o siete veces más grandes».
Existe además otra diferencia importante: «Antes de la pandemia nueve de cada diez clientes venían a vender. Ahora casi la mitad prefieren empeñar, porque esperan que la situación mejorará y podrán recuperar sus objetos».
Oro como inversión
Por otro lado, la incertidumbre por la epidemia ha disparado el interés por el oro como inversión. A nivel internacional esto se ha reflejado en la cotización del metal, que se encuentra en su máximo histórico en euros y muy cerca del máximo en dólares. Y en Madrid el número de compradores se ha multiplicado, como muestran los números de Degussa, una de las principales casas comercializadoras de oro físico en la capital.
Según esta empresa, su volumen de negocio en marzo se ha multiplicado por 2.5 respecto al mismo mes del año anterior. «El negocio ha crecido un 150% en ese periodo», aseguran desde la compañía, multinacional alemana con un elegante local frente al Parque del Retiro. «El crecimiento ha tenido especial incidencia en las transacciones online, cuya cuantía ha aumentado un 536% en marzo y un 162% en los tres primeros meses del año».
La mayor participación de pequeños inversores, no habituales, también se refleja en el tipo de productos demandados como inversión, de menor cuantía: “En el último mes hemos detectado un incremento de la demanda de lingotes más pequeños, por ejemplo, los de 20 gramos», explica Tomás Epeldegui, director de Degussa en España.
