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arte naturaleza madrid

Un cúmulo de partes y mirarlo como un todo: ‘Arte y naturaleza’ en CaixaForum Madrid

Basta con adentrarse en el corazón de la Sagrada Familia de Antoni Gaudí para sentir que, entre tantas columnas, estamos en un robusto bosque, o levantar la mirada hacia el techo del Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela para toparse con las Nubes Acústicas de Alexander Calder. Y, aunque sigue siendo curiosa la mirada del hombre como un actor separado de la gran obra artística que es la naturaleza, la exposición Arte y naturaleza. Un siglo de biomorfismo hace del CaixaForum Madrid su hogar hasta el próximo 9 de junio para demostrarnos su estrecha e íntima relación.

Tras su paso por la Ciudad Condal, la muestra llegó a la capital el pasado mes de febrero con la colaboración del Centre d’Art Georges Pompidou de París para poner en evidencia cómo la naturaleza, en sus formas más estéticas y espectaculares, ha sido la musa y motivo de preocupación de muchos artistas a lo largo de la historia del arte.

Sin embargo, con la implosión de la revolución industrial, la invención de nuevos formatos para plasmar las creaciones y la llegada de las grandes guerras permitió que su visibilidad y relación escalara un nuevo nivel entre los artistas del siglo XX y XXI.

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El biomorfismo, palabra clave de esta muestra, persigue la reproducción y evocación de las formas naturales, sobre todo en la pintura y la escultura. Este movimiento artístico, conectado directamente con el surrealismo y el modernismo, se pone en práctica en esta muestra de la mano de Salvador Dalí, Raoul Hausmann, Vasili Kandinsky, Le Corbusier, Paul Klee, Alvar Aalto, Alberto Giacometti, Jean Arp, Alexander Calder, Georgia O’Keeffe y Max Ernst.

Un mensaje claro en distintos formatos

En sus propios estilos y disciplinas, y con una exhibición en la que el diálogo entre el arte y la naturaleza demuestra la evolución de su continua conversación, los artistas evidencian cómo nos mezclamos, evolucionamos, buscamos copiar la realidad, pasar desapercibidos como un modo de supervivencia y la forma en la que reaccionamos ante la amenaza; tal como la naturaleza. Por ello, que la muestra esté divida en las secciones Metamorfosis, Mimetismo, Creación y Amenaza es un acierto.

La exposición permite desfilar entre pinturas, esculturas, fotografías, cine, diseño y arquitectura como medios que extienden una mano entre el arte y la naturaleza. Con Metamorfosis, la mirada se torna prácticamente surrealista, con una línea borrosa entre las formas híbridas que esconde nuestro entorno y aquellas en las que el humano las percibe, plasma y convierte para que continúen con su ciclo natural.

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Distinto es el Mimetismo, sección en la que se demuestra ese deseo por calcar fielmente esas formas, texturas y movimientos que componen parte de la realidad de la naturaleza, y que se miran con detalle, con el lente de un microscopio, como un primer plano que da paso al cine científico de las unidades más diminutas del ambiente. Aquí el visitante se deleitará con muebles, proyecciones y pinturas con una fascinante similitud a nuestro entorno.

En Creación se pone en juego y en práctica la creatividad de utilizar los propios elementos de la naturaleza como medio y mensaje, como lienzo y obra, descartando la imitación para dar paso a la abstracción. Es así como la sección da gran protagonismo al diseño y la arquitectura, con huellas del land art y el arte povera como puentes al cambio de perspectiva del ámbito natural.

Pasado, presente y ¿futuro?

Una gran piscina llena de un líquido rosa, presuntamente tóxico, cautiva y genera misterio a partes iguales en Amenaza, la última sección de la muestra.

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Las industrias cosmética y farmacéutica ocupan múltiples titulares por el interés de niñas y jóvenes en trabajadas rutinas de skincare. La pieza Skin Pool (Gleen) [Estanque de piel (relucir)], de la artista suiza Pamela Rosenkranz, contiene un líquido que simula ser piel humana y que introduce algunas dudas sobre aquellos cutis tersos y brillantes que se escudan en los productos más virales.

Empieza a parecer que el hombre se ha involucrado demasiado con la naturaleza, con un diálogo que parece haber quedado en monólogo, con tono alarmante y confrontador y que llama a la reflexión sobre la metamorfosis a la que el propio entorno ha sido sometido.

¿Nos hemos convertido en verdugos de aquello que hemos idolatrado? Con un doble protagonismo como amenaza y amenazados, otras piezas de la sección nos introducen a las consecuencias de las bombas atómicas y a una nueva mirada sobre la vida en comunidad de los murciélagos en una generación afectada por la Covid-19, como Pollution-cultivation-nouvelle écologie [Polución-cultivo-nueva ecología] de Tetsumi Kudo y la instalación audiovisual Exodus [Éxodo], respectivamente.

Somos arte. Somos naturaleza

¿Cómo es posible entonces que el hombre siga insistiendo en la idea de separarse de la naturaleza, siendo parte de ella? La admiración por sus camaleónicas formas y estructuras, así como su inteligente capacidad de adaptación, le han llevado de la contemplación a la acción, a pesar de las consecuencias que esto ha supuesto para el entorno.

Aunque el hombre no pueda determinar el destino de la naturaleza, persiste su figura como un agente crucial en el curso que tome el estado de la naturaleza en los próximos años, solo si se hacen las preguntas y reflexiones pertinentes en ese vínculo y entienda a la naturaleza no como un cúmulo de partes, sino a mirarla como un todo al que él mismo pertenece.

Como en la fotosíntesis y en la etapa de creación del artista, y de la vida misma, nada es lineal. Luego de la tormenta, llega la calma, o de la otra forma. Si la amenazamos y la perdemos, también perdemos.

El sentimiento de los artistas ha ido mutando de fascinación a preocupación con el paso del tiempo, entendiendo que no hay arte sin naturaleza, ni naturaleza sin arte. Y que la fascinación por ella no caduque, sino que se reinvente y continúe manteniendo ese diálogo que propone la exposición sobre las curiosas, inesperadas y cambiantes formas de la vida.

Esta exposición puede visitarse de lunes a domingo, desde las 10:00 hasta las 20:00 horas. Las entradas para Arte y naturaleza. Un siglo de biomorfismo y otras exhibiciones del espacio se pueden adquirir a través de este enlace.

 

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