Rosquillas de San Isidro

Rosquillas de San Isidro: origen, historia y diferentes tipos

Con la llegada de mayo y la celebración de las Fiestas de San Isidro, las rosquillas artesanas del Santo vuelven a protagonizar escaparates y mesas de la Comunidad de Madrid. Este año, se prevé que se consuman más de 6,3 millones de unidades, según datos de la Asociación de Empresarios Artesanos del Sector de Pastelería y Panadería de Madrid (ASEMPAS).

Estas rosquillas, elaboradas en pastelerías tradicionales de toda la región, son uno de los dulces más emblemáticos del calendario festivo madrileño, y cada año ganan más adeptos gracias a su calidad y variedad.

Cinco tipos para todos los gustos

Las rosquillas de San Isidro se comercializan en cinco variedades principales, cada una con su receta y particularidades:

  • Listas: Las más consumidas, representan cerca del 50% del total. Se bañan en un glaseado de limón que las hace irresistibles.
  • Tontas: De masa sencilla con huevo, aceite, azúcar, harina y anís. No llevan cobertura.
  • Santa Clara: Cubiertas con un merengue blanco elaborado con claras montadas y azúcar.
  • Francesas: Llevan almendra en grano y yema de huevo; se hornean y se terminan con azúcar glas.
  • Jubilar: Incorporadas en 2022 como homenaje al Año Jubilar. Tienen masa con anís, baño de chocolate y decoración libre.

Además, muchas de estas variedades están disponibles sin gluten, coincidiendo con el Mes del Celíaco, que también se celebra en mayo.

Para potenciar la difusión y el consumo de este dulce tradicional, ASEMPAS ha lanzado la Ruta de las Rosquillas de Madrid 2025, que se celebrará del 1 al 31 de mayo en distintas pastelerías artesanas de la región. Esta ruta permitirá al público conocer, degustar y comparar rosquillas de diferentes obradores.

Una receta con historia: la leyenda de la Tía Javiera

El origen de estas rosquillas se remonta al siglo XIX y se asocia con la figura de la Tía Javiera, de Villarejo de Salvanés, quien popularizó estas delicias en las fiestas madrileñas. El dramaturgo Jacinto Benavente escribió sobre ella en 1950, en su columna del diario ABC: “Las llamadas del Santo son de tres clases: las tontas, las de Fuenlabrada o yema; y las de Villarejo de Salvanés, o de la Tía Javiera, que por rosquillas hizo famoso su nombre y el de su pueblo.”

Aunque la Tía Javiera ya no vivía cuando Benavente nació, la tradición se mantuvo viva gracias a sus descendientes, que cada año viajaban a Madrid para vender las “legítimas rosquillas” de su pueblo.

La promoción de este dulce tradicional cuenta con el respaldo de la Dirección General de Comercio y Hostelería del Ayuntamiento de Madrid, la Dirección General de Comercio y Consumo de la Comunidad de Madrid, y el portal gastronómico y turístico todoestaenmadrid.com.

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