librería más antiguas

La Librería Pérez Galdós, una de las más antiguas de Madrid

La Librería Pérez Galdós, una de las más antiguas y emblemáticas de Madrid, ha compartido su experiencia y pasión por los libros en papel en contraposición al creciente auge de los formatos digitales, coincidiendo con la conmemoración del Día del Libro este martes.

«La mayoría de nuestros clientes dicen que pasar la hoja y respirar el olor a papel no tiene precio«, ha declarado Nieves, su propietaria, a la vez que ha puesto el foco en este tendencia que, a pesar de la popularidad de los ebooks, «aún venera el tacto y aroma que ofrecen los libros físicos».

La librería, que fue adquirida por la familia de su esposo hace más de tres décadas, ha sabido preservar su encanto original manteniendo las estanterías de madera y concentrándose exclusivamente en la venta de libros, despojándose de la papelería que antes acompañaba al negocio.

«Las estanterías son como en sus inicios, de madera. Lo único que lo hemos transformado en solo librería», explicó Nieves, subrayando su compromiso con la conservación del patrimonio y la atmósfera original del establecimiento.

Un punto de resistencia cultural en el corazón de Madrid

El amor por la literatura clásica brilla especialmente en Pérez Galdós, siendo posible encontrar ediciones muy antiguas y curiosidades bibliográficas que podrían considerarse piezas de museo. Entre las recomendaciones de Nieves se encuentra ‘Fortunata y Jacinta’ de Galdós, reflejo de su predilección por las obras con mujeres fuertes y empoderadas. Esta pasión por lo clásico se ve complementada por una oferta diversificada que atiende a diferentes tipos de lectores y edades.

Además de fomentar la apreciación por los clásicos, Nieves y la Librería Pérez Galdós participan activamente en la promoción de la figura del librero, esencial en el mantenimiento de la cultura literaria frente a los desafíos digitales.

Finalmente, la continuidad del legado de la Librería Pérez Galdós parece asegurada con la voluntad de su hijo de proseguir con la venta de libros antiguos. Este anhelo por preservar la esencia del libro físico gesta un rechazo generalizado hacia lo electrónico entre su clientela, marcando un punto de resistencia cultural en el corazón de Madrid.