almendros en flor

Los almendros en flor vuelven a la Quinta de los Molinos

Cada año, el Parque Quinta de los Molinos se convierte en un espectáculo natural con la floración de sus casi 1.900 almendros, atrayendo a centenares de madrileños. Este 2025 no es la excepción, y el almendral se encuentra en «pleno esplendor» marcando la llegada de la primavera, con una floración que oscila entre febrero y marzo.

Un almendral en constante renovación

El Ayuntamiento de Madrid ha informado que, durante el pasado año 2024, se han plantado 56 nuevos almendros en la Quinta para preservar y revitalizar este emblemático espacio.

«Esta iniciativa permitió reponer ejemplares jóvenes que no lograron arraigar en campañas anteriores y sustituir algunos árboles de avanzada edad que, tras haber completado su ciclo vital, dejaron espacios vacíos en el paisaje», explicó el Consistorio.

Actualmente, el parque alberga 1.895 almendros, de los cuales 1.277 son de la variedad ‘marcona’, conocida por la calidad de sus almendras y su exuberante floración. La segunda variedad más numerosa es la ‘desmayo largueta’, con 396 ejemplares, caracterizados por su floración temprana y sus almendras alargadas. Además, hay 226 almendros de otras variedades, aportando riqueza biológica y diversidad paisajística al entorno.

«Esta combinación de distintas especies no solo contribuye a la diversidad paisajística, sino que también juega un papel fundamental en el proceso de polinización», subraya el Ayuntamiento. Gracias a ello, la Quinta de los Molinos ofrece, durante semanas, un espectáculo floral de extraordinaria belleza, con tonos blancos y rosados que envuelven el parque.

La floración, un fenómeno impredecible

Las flores de los almendros dependen de las condiciones climáticas. Generalmente, comienzan a florecer entre mediados y finales de febrero, alcanzando su máximo esplendor a principios o mediados de marzo. Sin embargo, factores como la temperatura y las precipitaciones pueden alterar este calendario, haciendo que cada temporada sea única e irrepetible.

Este fenómeno convierte a la Quinta de los Molinos en uno de los rincones más singulares de Madrid, donde se entrelazan naturaleza, historia y arquitectura. Con 21,26 hectáreas, el parque mantiene la esencia de una antigua finca de recreo y experimentación agrícola, combinando almendros en flor, construcciones históricas y frondosas áreas arboladas.

El parque está abierto todos los días del año, de 6:30 a 22:00 horas, con recorridos accesibles para personas con movilidad reducida.

Un refugio natural en la ciudad

En el corazón de la Quinta de los Molinos se erige el Palacete de la Quinta, un edificio que sigue los principios del modernismo vienés y que fue la residencia de su propietario. Aunque no está abierto al público, su presencia evoca el pasado señorial de la finca.

Cerca de él, la Casa del Reloj recuerda con su estructura el antiguo reloj que marcaba las horas en la propiedad. Además, el parque conserva un sistema de riego histórico, con pozos, molinos y canales, testimoniado por el estanque en la vaguada del arroyo de Trancos y el puente que lo cruza.

Paisajes y biodiversidad en la Quinta

Los visitantes pueden recorrer caminos románticos rodeados de vegetación frondosa o admirar los jardines geométricos próximos al palacete, inspirados en el diseño de los jardines europeos clásicos. Además, el parque mantiene su vocación agrícola con huertas y cultivos tradicionales, donde además de almendros se encuentran olivos, higueras y avellanos.

En la parte norte del parque se extiende un bosque mediterráneo, en el que pinos, encinas y arbustos crean un entorno fresco y sombreado, ideal para la observación de aves como mirlos, petirrojos y verdecillos.

Cultura y ocio en un entorno natural

En los últimos años, la Quinta de los Molinos ha incorporado una nueva dimensión cultural con la creación del Espacio Abierto Quinta de los Molinos, un centro de creatividad y ocio familiar que ofrece talleres y experiencias de juego para niños y adultos.

Así, este histórico enclave se consolida no solo como un refugio natural dentro de la ciudad, sino también como un espacio de cultura y disfrute para todos los madrileños.

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