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Guns N’ Roses vuelve a hacer historia en la capital

Si hubiera una lista oficial de cosas que uno tiene que hacer antes de morir, entre los primeros puestos estaría, sin duda, ir a un concierto de alguna estrella del Rock n’ Roll.

Unas 35.000 personas pudieron tachar esta experiencia de su lista este viernes 9 de junio en el Cívitas Metropolitano: Guns N’ Roses volvía a la ciudad.

A pesar de los 61 años de Axl Rose, los 57 de Slash y los 59 de Duff McKagan (principales miembros de la banda), el grupo formado en 1985 en el Hollywood de Los Ángeles llegó al estadio del ‘atleti’ con la intención -o quizás sin ella- de demostrar que los años no parecen importarles: dime tú cuántos artistas ofrecen un show de tres horas y media casi sin pestañear.

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Un espectáculo ‘salvaje’

Más de 3 horas de concierto y 33 canciones a sus espaldas, la lluvia dio una tregua a los asistentes haciendo de este espectáculo el pistoletazo de salida de un verano que acogerá múltiples eventos en la capital. «Ahora a esperar a Def Leppard y Mötley Crüe, que tocan en Rivas a finales de este mes» decía uno de los asistentes refiriéndose a otras dos grandes leyendas del rock y el heavy.

Hablar de Guns N’ Roses es hablar de Sweet Child of mine, Welcome to the jungle, Don’t cry o Paradise city, temas que no pudieron faltar en esta velada que acogió a un público de lo más variado: desde los más viejos y fieles seguidores de la banda a otros más jóvenes que han crecido escuchando ‘a los Guns’ gracias a sus padres. Entre los asistentes también había infinidad de familias con sus hijos pequeños: esta es la mejor herencia que les dejan. 

La nostalgia de un pasado lleno de éxitos contrarrestó con temas más recientes – teniendo en cuenta que en los últimos quince años la banda solo ha publicado un tema nuevo llamado Absurd – como Hard Skool, There was a time o Chinese Democracy.

Las puertas del cielo se abrieron cuando ya llevábamos más de dos horas de concierto. Siguiendo con la tradición, la grada se llenó de mecheros prendidos y flashes reflectantes al unísono mientras la banda interpretaba Knockin on heavens door, probablemente la versión mas famosa del tema de Bob Dylan. Quien, por cierto, actuó esta semana también en Madrid.

Tampoco faltaron los aclamados solos de Slash (aunque en esta ocasión no deleitó a sus fans con el solo de El Padrino, uno de los más famosos del guitarrista), Duff a las voces con el tema TV Eye o Axl al piano interpretando los más de nueve minutos que dura November Rain, el tema más escuchado de la banda.

Un homenaje a la guerra de Ucrania con la canción Civil War, Slash tocando su guitarra tumbado en el suelo o Axl corriendo de un lado al otro del escenario como quien no está cansado de llevar 40 años subido en uno de ellos fueron otros de los momentos más memorables de la noche.

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Y, aunque su voz ya no es la que era (tampoco lo son sus movimientos seductores), el cantante, que ocupa el puesto número veinticuatro de la lista ‘Los 100 mejores cantantes de todos los tiempos’ según Rolling Stone, demostró que sigue siendo uno de los reyes del rock n roll.

El rock no está muerto: clara prueba de ello es lo que se vivió anoche. Ahora solo falta ver cuál será el futuro de este género el día que las viejas glorias del rock n roll ya no puedan deleitarnos con espectáculos como este.

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