El mítico tablao de flamenco Casa Patas, que ha acogido actuaciones de ‘leyendas’ de este género artístico, echa el cierre como consecuencia de la crisis del coronavirus y su impacto futuro en el turismo internacional, que supone un 75 por ciento de la facturación del establecimiento.
«Es una verdadera pena pero en esta situación es imposible seguir», ha manifestado el director de Casa Patas, Martín Guerrero, cuyo padre fundó este mítico establecimiento dedicado al flamenco hace 36 años en el centro de la capital.
El tablao se encuentra situado en un edificio del siglo XIX en el barrio de Lavapiés. La sala programaba cada año más de 300 espectáculos protagonizados por más de cien grupos flamencos en el que participaban más de 300 artistas.
Entre los artistas que han desfilado por las instalaciones se encuentran referentes de este género musical, como es el caso de Camarón, Diego ‘El Cigala’, José Mercé, Paco de Lucía, Sara Baras, Joaquín Cortes, Miguel Poveda, Niña Pastori o Tomatito, entre otros.
Además, Casa Patas fue distinguido por la Comunidad de Madrid en el año 2009 con el premio Enrique Maya por su contribución al desarrollo y difusión del Arte Flamenco, así como su labor continuada por la integración del pueblo gitano.
Guerrero ha detallado que el cierre es, por un lado, consecuencia, del «punto de inflexión» que experimentaron a partir de 2019, dado que Casa Patas estaba en una situación «sana» pero con un descenso de facturación a partir de ese momento, marcado por la «incertidumbre» nacional (ante la ausencia de Gobierno) e internacional (los efectos del ‘brexit’ y la guerra comercial entre EE.UU y China).
Por otro lado, ha aludido a la propia crisis del coronavirus que ha motivado estar tres meses «con ingresos cero» y, a pesar del ERTE que lanzó la entidad, los gastos no se han paralizado dado que han tenido que abonar distintos conceptos, como el pago a seguros y a proveedores, que se han «comido» todos los recursos que aún tenían.
«Estamos muy débiles y no tenemos ya reservas económicas», ha proseguido Martín sobre el cierre de Casa Patas, para añadir luego entra el factor de las «perspectivas» en un negocio como los tablaos flamencos, que dependen del turismo internacional pues de estos visitantes depende entre el 70 al cien por cien de los ingresos.
En el caso de Casa Patas, la ausencia de turismo internacional supone el 75 por ciento de su facturación, que se suma al «pedazo de crisis económica» que se avecina y que «dejará a la altura del betún» la anterior la del 2008. El otro 25 por ciento de facturación tampoco se recueperará: «a lo mejor se llegaba a un 5 o un 15 por ciento».
«Con esos niveles es imposible sobrevivir, ni haciendo un ERTE, ni abriendo poco a poco durante laCasa patas es «más que un negocio» desescalada ni pidiendo un crédito ICO», ha relatado Guerrero para recalcar que Casa Patas es una empresa con 36 años de vida, con empleados de más de 20 años y, en consecuencia, una estructura de costes «muy pesado».
Casa patas es «más que un negocio»
El director de Casa Patas ha señalado que las cuentas, en caso de mantener la actividad, salen «negativas» y ahora es «inviable seguir». «En esta situación gastaríamos el dinero que pudiéramos pedir de crédito en poco tiempo y quedaríamos más endeudados y tendríamos que entrar seguramente en concurso de acreedores», ha desgranado.
Por ello, ante este panorama «es mejor cerrar y esperar a tiempos mejores, a que la pandemia pase, a que se logre una vacuna o un antiviral y que el turismo recupere los niveles anteriores». «Cuando vuelvan a darse estas circunstancias, será el momento de volver a emprender», ha enfatizado para augurar que otros establecimientos de su sector seguramente también tengan que dejar su actividad.
Guerrero no ha ocultado su tristeza por este cierre, que ha definido como una «verdadera pena» a tenor de los «miles de mensajes» que han recibido desde que transcendió el cierre, con gente «consternada» hasta aquellos que ofrecen su ayuda.
«En Casa Pata lo hemos peleado mucho y hemos puesto mucha carne en el asador para ser un lugar representativo», ha proseguido su director indicar que el tablao era «mucho más que un negocio, algo más que un medio de vida». «Es una situación muy dura», ha añadido.
Por otro lado, ha señalado que la Fundación Casa Patas, al ser una entidad sin ánimo de lucro y carácter «puramente cultural», seguirá de momento con su actividad dado que despliega una importante actividad formativa, con 200 alumnos en su conservatorio, y con alquiler de salas, actividad formativa y organización de giras internacionales.
Sin embargo, la Sala García Lorga de la Fundación, que devolvió a Madrid un espacio de programación de cante flamenco, tiene otro tipo de público, con casi el 95 por ciento de carácter nacional, también ve «dañada» su situación que se antoja «inviable» salgo que no se tenga dinero público detrás.
Por ello, espera conservar la actividad de la Fundación con nuevas líneas de actividad que permita «mantener ese rescoldo» para ver si en el futuro pueden volver a emprender.
Agencias