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Vacaciones en Paz: los niños saharauis vuelven a Rivas

Tras el parón por la pandemia, la ONG ripense Rivas Sahel abre el plazo para participar de nuevo en el programa de acogida de niños saharauis ‘Vacaciones en Paz’.

Tras 25 años acogiendo a niñas y niños refugiados de los campamentos del Sáhara, en 2020 llegó la pandemia y obligó a parar este programa por dos años. «Es cierto que ahora, con la guerra de Ucrania, muchas familias se están volcando más en acoger a niños ucranianos, pero lo que pasa en el Sáhara no deja de ser tampoco una guerra» explica Soledad, coordinadora del programa.

«La situación que viven allí es precaria: tienen carencias alimenticias, económicas y, en verano especialmente, hace mucho calor, por eso apostamos por este programa como una forma de que vivan un verano diferente«, explica. Además, desde Rivas Sahel también tienen otros programas en marcha: 4×4, la legua solidaria, el proyecto aula 3.0, el Proyecto Madrasa… con el objetivo de que haya una continuidad y se formen vínculos con las familias.

Amanda acogió a Galia durante dos años

Amanda, una vecina de Rivas, llevaba años sabiendo de la problemática del Sáhara y en el año 2018 decidió apuntarse al programa. Durante dos años – hasta que llegó la pandemia – acogió a Galia, una niña de 12 años. «El primer año la acogí sola y después con mi marido. La adaptación fue muy fácil, Galia se integró muy bien, enseguida cogió confianza y era una niña muy cariñosa».

La pandemia, sin embargo, les truncó los planes. «Nuestra idea era volver a acoger a Galia a través del programa Madrasa, gracias al cual podría haberse venido a estudiar durante un año entero. En ese momento mi marido y yo estábamos bastante justos pero dijimos: venga, donde comen dos comen tres. Pero llegó la pandemia y no pudimos hacerlo…»

Amanda, Juan Diego y Galia

Ahora, Galia tiene ya 15 años y no puede unirse al programa, pero Amanda no pierde las ganas de darle otra oportunidad a otro niño: «De hecho, este verano vamos a intentar acoger a una prima pequeña de Galia, que nació en el 2014 y tiene ocho añitos», cuenta ilusionada.

Charo, 12 años acogiendo a niños

Charo, por su parte, lleva 14 años en la ONG y 12 años acogiendo a niños saharauis. «Mis vecinos acogían a niños y mi hija, que tenía 9 años por aquel entonces, siempre nos decía que acogiéramos a alguien y al final le hicimos caso. Desde luego ha sido lo mejor que hemos hecho«, nos cuenta.

«Cada niño es un mundo, algunos tienen mucho carácter y otros tienen más miedo. Al final son niños. De hecho, aunque tengan muchas carencias, no tienen carencias afectivas, ellos tienen su familia, y están muy unidos, así que les echan de menos», explica.

Charo con sus hijos y Jasara

Durante 6 años, Charo, junto a su marido y sus hijos, acogió a Jasina, quién terminó convirtiéndose en «una hija más». «A día de hoy seguimos teniendo contacto con ella y nos vemos de vez en cuando. Cuando Jasina ya no pudo venir más, acogimos a su hermana Jasara hasta que llegó la pandemia. Este año volveremos a acogerla, pero esta vez durante el año escolar, con el proyecto Madrasa».

«Al principio mis hijos estaban celosos, pero luego crearon un vínculo y una conexión muy fuerte. Tener a alguien de fuera durante los veranos les abrió mucho la mente, se dieron cuenta que el mundo no es solo donde ellos viven y que hay gente que tiene muchas más necesidades… Este programa les enseñó a compartir todo lo que tenían, ya no solo lo material, también lo emocional. Y al final Jasina se convirtió en una hermana pequeña para ellos. Nosotros le dimos una oportunidad y ella nos dio mucho más», confiesa.

¿Cómo ser familia de acogida?

Las familias que deseen iniciarse en este programa y acoger a una niña o a un niño durante los dos meses este verano, pueden contactar con Rivas Sahel en el 626 768 423 o por correo en [email protected]. Una vez que llegan a la ciudad, se les ofrecen revisiones médicas y participan en visitas y distintas actividades de ocio.

«En un principio solo acogemos a familias de Rivas, pero también pueden apuntarse las de los alrededores. Los requisitos que deben cumplir es tener una situación normal: que el niño esté en unas condiciones normales y que tengan muchísimas ganas de participar. No hay ningún estereotipo, no hace falta que tengan hijos, que estén en pareja… solo queremos que los niños tengan comida, sus médicos y que participen en la mayoría de actividades que organizamos», apunta la coordinadora.

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