José Ángel de la Casa, conocido por su estilo elegante y cercano, ha fallecido este 5 de mayo de 2025 a los 74 años, dejando tras de sí un legado que va más allá de las retransmisiones deportivas. Durante más de tres décadas, su voz fue la banda sonora de muchos de los momentos más emocionantes en el deporte español, especialmente en RTVE, donde narró más de 2.000 eventos deportivos de fútbol, atletismo y otros deportes. Sin embargo, su influencia y su impacto como periodista y como persona trascendieron la pantalla.
En este homenaje, exploramos tanto su vida profesional como su vida personal, donde se reflejan los valores de perseverancia, integridad y humanidad que marcaron su carrera y su lucha frente a la adversidad.
José Ángel de la Casa, narrador de la Selección Española
José Ángel de la Casa fue uno de los grandes comentaristas de una escuela de periodismo deportivo que germinó tras la figura del Gran Matías Prats Cañete. Prats, uno de los pilares de la radiodifusión y televisión españolas, fue el mentor de una generación de periodistas que, como De la Casa, se destacaron por su estilo sobrio y riguroso. De hecho, José Ángel forma parte de esa «escuela Prats», de la que también nacieron nombres tan destacados como Héctor del Mar, Andrés Montes, Gaspar Rosety y Chema Abad, quienes siguieron el camino de la profesionalidad y la pasión por el deporte.
A lo largo de su carrera, José Ángel de la Casa se consolidó como la voz del deporte español, siendo testigo de grandes hazañas y momentos épicos. Comenzó su andadura en RTVE en 1977, primero en el ámbito del atletismo, que siempre fue su gran pasión, antes de dar el salto al fútbol, donde se convertiría en el narrador más querido por los españoles. Su voz acompañó a los espectadores en eventos históricos como seis Copas del Mundo, seis Juegos Olímpicos y numerosas finales de la Champions League.
Su estilo, la clave de su éxito
Lo que hacía única su narración era su estilo comedido y respetuoso. En una era donde muchos periodistas deportivos recurrían a gritos y alardes, José Ángel prefería la claridad y la calma. Como él mismo decía en una de sus últimas entrevistas: “Parecía que solo narré aquel gol de Señor, pero hubo mucho más.” Su capacidad para transmitir emoción sin perder la compostura ni levantar la voz lo convirtió en un referente del periodismo deportivo.
Además de ser el narrador de la Selección Española, también dirigió y presentó programas como Estudio Estadio, e impulsó tertulias televisivas pioneras que marcaron un antes y un después en la forma de contar el deporte. Su colaboración con figuras legendarias como Di Stéfano, Juanito y Michael Robinson en la televisión pública española dejó una huella imborrable en los aficionados. A lo largo de los años, también se convirtió en un maestro para nuevas generaciones de periodistas y narradores, quienes lo veían como un referente, tanto por su capacidad profesional como por su integridad.
José Ángel comenzó un partido aún mayor que cualquier otro que hubiera narrado: contra el Parkinson
Aunque su carrera en los medios fue una de las más brillantes en la historia del periodismo deportivo español, José Ángel de la Casa también fue un hombre de gran fortaleza personal. En 2004, cuando un extraño temblor en su mano durante la Eurocopa de Portugal despertó recuerdos de lo que su propio padre había sufrido antes de fallecer, José Ángel comenzó a enfrentar un reto aún mayor que cualquier partido narrado: la enfermedad de Parkinson.
Como cuenta Marca, desde que la enfermedad hizo su aparición en su vida, José Ángel la afrontó con la misma actitud serena y positiva que caracterizó su carrera. Nunca se quejó y mantuvo una disposición optimista frente a la adversidad. A pesar de las dificultades físicas que conlleva la enfermedad, él siguió adelante con la misma dedicación y pasión por su trabajo, haciendo de la lucha contra el Parkinson una parte visible de su vida.
La música y el golf se convirtieron en sus terapias. Utilizaba el golf para mantener el cuerpo activo y, además, practicaba canto con canciones de Sabina, Los Secretos, Fito y los Fitipaldis, y Maná, con el fin de no perder la capacidad de hablar. Estos momentos de música y deporte fueron parte de su proceso de sanación y de adaptación a su nueva realidad, y lo ayudaron a seguir conectando con el mundo, siempre con una sonrisa.
Su familia, su mayor refugio
El apoyo de su familia fue fundamental en su lucha contra el Parkinson. José Ángel siempre pudo contar con el respaldo incondicional de sus hijos, quienes estuvieron a su lado durante todo el proceso. A pesar de las dificultades que la enfermedad le imponía, José Ángel nunca dejó que afectara su ánimo ni su relación con ellos. Siempre se mostró como un ejemplo de fortaleza. «Él conocía la enfermedad del Parkinson porque la había vivido en casa con mi abuelo. Siempre lo ha afrontado de forma positiva y optimista», recuerdan sus hijos, quienes destacan cómo su padre nunca se quejaba, manteniendo la dignidad y el humor a pesar de la adversidad.
La familia de José Ángel fue su mayor refugio y apoyo constante durante los años de lucha. El deporte y el periodismo fueron elementos que también marcaron la vida de sus hijos, quienes, a pesar de su apretada agenda y los viajes constantes de su padre, siempre recibieron su enseñanza de los valores que guiarían tanto su vida personal como profesional. José Ángel supo transmitirles, a través de su ejemplo, la importancia de la integridad, la dedicación y la pasión por lo que uno hace.
Un ejemplo de resiliencia, fortaleza y humildad
A pesar de que la enfermedad de Parkinson le obligó a retirarse de las retransmisiones deportivas en 2007, José Ángel continuó siendo un referente tanto en el mundo del deporte como en el de la comunicación. Su vida, aunque marcada por la enfermedad, se convirtió en una fuente de inspiración para muchos. En el documental Un Señor de la Casa, dirigido por Ander Duque, José Ángel ofreció una mirada sincera a su lucha contra el Parkinson, dando visibilidad a la enfermedad y brindando apoyo a todos aquellos que atraviesan una situación similar.
Veinte años después del diagnóstico y con la compañía diaria de 18 pastillas, seguía con una sonrisa, recordando lo vivido, resistiendo con dignidad y acompañando a quienes, como él, enfrentan esta dura realidad. En sus últimas entrevistas, siempre se mostró convencido de que su testimonio ayudaría a muchos a enfrentarse a la enfermedad con esperanza, contribuyendo a que los demás no se sintieran solos y ofreciendo su experiencia como ejemplo de fortaleza.
Aunque su voz ya no se escuche, su legado sigue vivo
Hoy, José Ángel de la Casa sigue siendo recordado no solo como una de las voces más emblemáticas del deporte español, sino también como un símbolo de lucha y dignidad ante la adversidad. Su capacidad para emocionarnos a través de la televisión, su ética profesional y su fortaleza personal ante el Parkinson lo convierten en un verdadero referente.
Aunque su voz ya no se escuche, su legado sigue vivo en cada uno de los que les escuchamos y seguimos. La forma en que narraba el deporte, con respeto, mesura y pasión, es una lección para todos aquellos que ejercen la comunicación. Y, más allá de los micrófonos, su mano amiga siempre tendida para quien lo necesitara, su sonrisa amable, su lucha contra el Parkinson y su capacidad de visibilizar lo han convertido también en un referente para quienes atraviesan dificultades similares.
Gracias por tanto, José Ángel. Tu voz y tu ejemplo seguirán resonando en nuestro recuerdo. Y, allí dónde estés, que te reciban con la camiseta de la selección y una buena pachanga.