«El libro de nuestra vida sigue cuando nos hacemos mayores. Nunca es tarde para conocernos a nosotros mismos y aprender nuevas herramientas que mejoren las emociones y pensamientos». Con estas palabras explica la psicóloga de ORPEA Valladolid, Rocío Alonso, la importancia de la terapia psicológica en la tercera edad.
Los psicólogos se han convertido en una figura clave en las residencias de mayores. Las actividades con psicólogos son parte de la rutina de estos centros y tanto residentes como los familiares agradecen el papel, no siempre conocido, de estos profesionales a la hora de cuidar de la salud mental de los mayores.
Explica Alonso que «cuando los profesionales de la salud mental se sientan frente a los residentes para ayudarles a gestionar su realidad y su estado psíquico», esto «les empodera y les hace sentir que importan«. La misma experiencia le ha sucedido a María del Mar Tribaldo a través de su trabajo como psicóloga de ORPEA Madrid Aravaca , que destaca «la importancia de que los residentes se sientan escuchados».
Los beneficios de que los mayores hablen con un psicólogo
La terapia psicológica con mayores les aporta beneficios muy variados y, aunque dependen del estado de cada persona, las psicólogas de ORPEA destacan los siguientes:
Hablar con un psicólogo les ayuda a gestionar la añoranza que puedan sentir de su vida pasada.
Frena miedos y resta soledad, puesto que les ubica en el momento presente.
Impulsa sus capacidades actuales; los lleva a darse cuenta de que pueden hacer nuevas cosas y aprender más habilidades en el aquí y ahora.
Contribuye también a ralentizar el deterioro cognitivo, a la vez que ataja alteraciones conductuales asociadas a las demencias.
‘Viajes’ virtuales, acciones intergeneracionales o cocina
Cada maestrillo, o cada psicólogo, tiene su librillo. Las sesiones más empleadas por los psicólogos son los talleres de memoria y de reminiscencia. Se persigue el recuerdo perdido a través de la evocación. En estos casos, María del Mar Tribaldos destaca la relevancia del papel de los familiares a la hora de ayudar a residentes con deterioro cognitivo, puesto que éstos son incapaces de recordar algunas etapas de la vida. Los familiares aportan información externa, fotografías, etc. para organizar terapias y actividades que sean de utilidad.
Por ejemplo, en la residencia ORPEA Madrid Aravaca se llevan a cabo “viajes a los lugares de origen” de los residentes. A través de internet y otros medios audiovisuales se realizan visitas virtuales a los pueblos de los residentes. Similar es la terapia que se implementa en ORPEA El Escorial y que consiste en proyectar películas de cine de época, tras la cual el psicólogo abre un debate para reforzar la memoria a largo plazo. En la residencia ORPEA San Blas, por ejemplo, se trabaja la función verbal mediante juegos de palabras, trabalenguas y refranes.
La cocina también es una fuente inagotable de sensaciones asociadas al pasado. “Los talleres de gastronomía”, cuenta Rocío Alonso, “les encantan”. Otra de las actividades favoritas es la visita de grupos de pequeños escolares. “Les emociona” ver a los niños e interactuar con ellos, su alegría y espontaneidad. En otros centros, como en el de ORPEA Granada, se emplea la musicoterapia y se ha constituido un coro para trabajar las emociones positivas.
El Día de la Psicología es una fecha que comenzó a conmemorarse en Argentina y se ha ido extendiendo a otros países de habla hispana para reivindicar el papel de estos profesionales. Según datos aportados por la Organización Mundial de la Salud, más de un 20% de las personas que pasan de los 60 años de edad sufren algún trastorno mental o neurológico.
