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Miguel Ángel y Paula Cancio: «En ‘Doble o Nada’ nada es lo que parece; cuando crees saber por dónde vamos, le damos la vuelta»

Miguel Ángel Solá y Paula Cancio han protagonizado una de las obras que más me han gustado y enganchado en los últimos meses. ‘Doble o nada’ lleva más de un año en cartel, captando tu atención desde el primer segundo como consecuencia de la impenetrable conexión que existe entre ellos.

Animo a todo el mundo a visitar Teatros Luchana y disfrutar del momento tan íntimo que se vive durante una hora y media. Sentirás emoción, rabia e impotencia, ilusión, te mimetizarás con ellos y, además, sin ser consciente de ello, serás partícipe de lo que sucede en el escenario ya que Miky y Ricardo se alimentarán de las reacciones de su público.

Miguel Ángel Solá, actor argentino con gran trayectoria también en nuestro país, y Paula Cancio, brillante actriz con un futuro prometedor, nos cuentan los secretos de esa conexión, sus percepciones y hablamos también de la falta de apoyo por parte de la prensa, en La Azotea de Madrid365.

En ‘Doble o Nada’, nada es lo que parece… ¿no?

Nada. Y cuando crees saber por dónde va, le vamos a dar la vuelta. (Risas)

Se suponía que ibais a estar en cartel del 23 de enero de 2021 al 30 de mayo de 2021… pero seguís. Eso es una muy buena señal, ¿no?

Paula Cancio: Sí, somos unos privilegiados porque en España el movimiento y cambio continuo de programación hace que cuando un espectáculo empieza a asentarse y a despegar, y el boca a boca empieza a funcionar, el espectáculo sale de cartel. Así es complicado crear público.

Miguel Ángel Solá: Tenemos que ir unidos, no separados. Hace un año y meses que estamos en cartel pero para la prensa, ¿qué significa eso…? No han venido a festejar el aniversario y nosotros invitamos cada noche a que vengan a festejar el cuento de la vida. No soy quién para decir qué tiene que publicar, pero me da rabia los espacios que desperdician con otras cosas…

¿Entran ganas de tirar la toalla cuando no se tiene el apoyo que uno necesita?

P.C: Yo creo que no hay que tirar la toalla nunca. Hay momentos en los que sí tienes esa sensación de rabia que dice Miguel, de dejarse la piel y saber que al final depende mucho de si la prensa da a conocer la obra ya que eso hará que la gente vaya o no a ver el espectáculo; de lo contrario es muy difícil. Nosotros dentro de todo somos unos privilegiados, hay gente muy talentosa que estrena cosas y duran nada porque no se les da la opción a que puedan darse a conocer.

M.A.S: Yo sí que pienso muchas veces en tirar la toalla, lo pienso las 24 horas del día. Tengo que pensar en pagar el alquiler, con 71 años, como tantísima gente, y no tengo la energía y fuerza que tiene Paula, que es una actriz que todavía tiene mucho que explotar.

Tengo que agradecer a Paco Cabezas, director de La Novia Gitana y reconocidísimo en EEUU, ya que vino a vernos con su esposa y publicó un post en Twitter. Fernando Merino también ha venido. Puedo contar con una mano los directores de producción, de casting o compañeros que han venido con los dedos de una mano.

En cambio, al poco de estrenar la obra me fracturé la cadera y me incorporé lo antes posible, a los tres meses, y todos publicaron que me había lesionado pero nadie publicó lo pronto que me reincorporé.

¿Hay mucha diferencia entre el teatro en Argentina y en España?

M.A.S: En general, los actores somos más libres y los directores más conscientes de que los dueños del escenario son los actores. No estoy hablando de los grandes espectáculos, en los que hay que medir al detalle lo que sucede, te hablo de espectáculos en los que se ven los avatares de la vida, en los que hay que trabajar transformando la ficción en realidad. Una realidad que se transfiera al espectador y que pueda recibir y que cumpla lo que siempre cumple el teatro en su esencia que es modificar la actitud ante las cosas de la vida.

De todas formas, el público es el mismo en todas partes, gente ansiosa por encontrar respuestas a las preguntas que les plantea la vida. La voz está en el cine, en la televisión, en el teatro, está en los lugares donde la gente hace cosas para hacer visible la conducta humana.

¿Cómo concienciamos y ayudamos a esta crisis que atraviesa el sector?

P.C: Animar. Animar a que la gente vaya al teatro y lugares culturales, que son lugares seguros. Nosotros, que trabajamos dentro y vemos todas las medidas que se toman, respaldamos en primera persona un espectáculo y si pasa algo nos sentimos responsables. Animamos desde la seguridad del saber que el cine y el teatro son lugares en los que se mira a un único frente por lo tanto no existe la contaminación de otros y nosotros tenemos pruebas.

La cultura es fundamental, como bien has comentado, salva realmente vidas, y ahora que estamos en un espacio un poco más abierto como es un teatro, es el momento de poder disfrutar más de cerca y en persona de ella.

M.A.S: Ayudar a que la actividad vuelva a tomar carrera. Es muy duro, hemos pasado dos años de encierro escuchando a los medios decir «no salgan, no se muestren, no respiren, no confraternicen, no tengan relación unos con otros»… Con mucho criterio en algunos casos y con poco en otros… En redes sociales se han visto una cantidad de barbaridades; no dicen la verdad ni los que la saben…

Se especula y se genera miedo y por eso necesitamos AYUDA. Y lo que decías al inicio, el entusiasmo que genera ver una buena obra de teatro, eso es lo fundamental.

El teatro de texto lo están matando con obras que no dicen nada. ‘En Doble o Nada’ hay una historia con mala praxis, conciencia, falta de equilibro entre unos y otros, de malos modos, de la actitud de manipulación y cosas del ser humano que no tienen respuesta…

Invitamos a todos, no podemos obligar a que vengan pero invitamos e intentamos contagiar eso de ir al teatro y disfrutar de una buena obra.

¿Cuál es el secreto de esa pronta conexión con el público?

M.A.S: Tenemos conexión nosotros. Una conexión imposible de cortar. Hay que estar pendiente todo el tiempo. Destruimos lo que hacemos la noche anterior y lo que ves un día es completamente nuevo y único. Movimiento: el espacio que recorremos para que el espectador mantenga la atención en lo que sucede. Dos personas con un problema que parece ajeno pero es propio. Tenemos que estar conectados y atentos el uno al otro: acción-reacción.

¿Esa acción-reacción es lo que marca el enganche y ritmo?

P.C: Es el aquí y ahora. Es estar presente, un texto que está hecho nuestro, está trabajado y cada noche destruimos lo hecho anteriormente. Hay una atención flotante.

Trabajamos desde un “no sé por dónde va a salir”, es real. Nosotros somos un espejo y para que eso le suceda al público, nos tiene que pasar a nosotros.

M.A.S: Eso es, esa tensión y conexión se traslada a ti y hace que no pierdas detalle. El público es el oxigeno que hay en el teatro. Tu risa sucede, no te doy tiempo a que pienses si es para que rías o sufras, sino que formas parte de la obra.

¿Cómo han evolucionado los personajes?

P.C: Se puede hablar de un ‘experimento’ con esta función, daba Miguel este termino y es idóneo. La obra original es ‘Testorona’ y nosotros mantuvimos la idea pero la hemos hecho nuestra. Teníamos una espina porque no pudimos hacerla en Argentina porque al terminar aquí, que estuvimos en Galileo, nos fuimos para allá y justo la tenían en cartel pero duró un mes y eso es muy raro allí.

Nos dimos cuenta de que había que cambiar algunos detalles, el título lo primero ya que no nos parecía que contaba lo que queríamos contar y el contexto de la voz de la mujer. Mi Miky era más introvertida, pidiendo permiso en vez de decir lo que quería decir.

En México era comedia, como una utopía, pero aquí no se vive así y en Argentina hay un antes y un después con la salida de las mujeres con el tema del aborto: ahora la gente se cuestiona si hay una sanción social o no si me río.

Los personajes varían, hay días en los que el otro personaje enfada a mi personaje porque se ríe en momentos en los que mi personaje se indigna y eso me ayuda a sacar de manera real lo que sucede. Todo es un experimento. Miguel cada vez está más terrible. (risas)

M.A.S: Por ejemplo, mi personaje padece un mal y, a raíz de una rotura que sufrí en mi rodilla izquierda, utilizo ese dolor para plasmarlo en el escenario. Todo se va moldeando y va haciendo conexión entre autor, actores y personajes. Nuestro director, Kike, falleció hace dos años y tenemos muy presente todo lo que quería y sentía.

¿Cada día es un homenaje a él?

P.C: Él está siempre.

M.A.S: Y se divierte.

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