Marwan

Marwán: “No era capaz de decirle a alguien ‘estoy enamorado de ti’, me daba miedo sentirme desnudo, y encontré la manera a través de mis canciones”

| 01/6/2022 14:45 | Actualizado: 14/9/2022 12:00

Marwán, hijo de palestino y soriana, pasea por las calles de Madrid con la tranquilidad de estar en casa. Una ciudad que le ha visto crecer y ahora puede disfrutar de lo que nace como consecuencia de su dificultad para expresarse, un cantautor. Encontró su forma de expresarse componiendo sus canciones, cosa que más tarde haría para otros.

Reconocido en un principio por sus poemas, es fiel amante de las letras y de la música y, a través de este medio, se ha colado en nuestras casas y nos ha dado consejos mientras nos cuenta su historia con ritmo propio. 

Autor de «Todos mis futuros son contigo«, «Los amores imparables«, «Una mujer en la garganta«, entre otros.

Marwán pone orden a sus sentimientos cuando se sienta a componer y se da cuenta cuando consigue plasmarlo todo en un papel; y es que por las venas de este cantautor corre la tinta con la que escribe y las notas con las que nos emboba en cada canción. 

“Las cosas que no hacemos, después son esas mismas cosas que echarás de menos”, lo que me cambiaron estas palabras… Creo que en cada una de tus canciones hay consejos y lecciones y no hay nada más bonito que la música para comunicarnos… ¿Qué sientes al saber que son tantísimas las personas que siguen tus letras como consejos o historias de un amigo?

La verdad es que creo que uno nunca compone pensando que esas palabras van a ser importantes para la vida de alguien, pero en el fondo cualquier artista sueña con que sus canciones formen parte de la educación sentimental de la gente; al igual que las canciones de otros que te cuentan su vida consigues hacerlas propias..

Sabina, Serrat, Silvio Rodríguez, Drexler… fueron quienes me cambiaron la vida cuando empezaba a componer, con 18 años. Contaban cosas que yo no sabía definir y que, evidentemente, me cambiaron la vida. Entonces, cuando siento que esto le puede llegar a suceder a alguien como tú, en este caso, me parece increíble. Increíble que la realidad de otra persona se vea influenciada, por lo que le transmito, al escucharme.

¿Es difícil transmitir?

La verdad es que para mí no. Soy una persona muy emocional y eso se refleja, creo que ser emocional es mi virtud como artista. Más que un artista muy pulcro técnicamente a la hora de escribir o cantar, soy sentimental, siento lo que escribo, lo que canto y supongo que ahí es cuando conecto con la gente. 

Escribes sobre cosas que te han pasado, ¿también sobre las que no te han pasado, pero que te gustaría que lo hubieran hecho?

Sí. Es cierto que suelo escribir desde la experiencia. Han salido letras de momentos que he vivido y alguna es cierto que canta lo que me hubiera gustado en algún momento. He escrito historias más sabineras que claro que me hubiera gustado que me ocurrieran a mí, además acababan bien. En cuanto a lo que son los poemas, muchos hablan de mí, pero no todos, pues hay que dar pie a la imaginación… en cambio, las canciones todas hablan de mí. 

Volviendo a los consejos que transmites, ¿sigues tus propios consejos?

Bueno, ya lo dice el refrán “consejos vendo que para mí no tengo”.  Es más fácil darlos que ponerlos en práctica. No es que yo haya sido un desastre sentimental toda mi vida, pero en muchas ocasiones lo he sido, a pesar de saber que había soluciones o que había otro camino… pero siempre que ha habido una línea que no se debía cruzar, yo la he cruzado. Creo que es mejor arrepentirse de lo que se ha intentado, que no saber qué podría haber pasado… por lo que mis consejos no me han servido mucho, no.

Dices “Cuando la gente se identifica con lo que cantas o escribes, lo personal pasa a la dimensión de lo universal…”. ¿Cuál es la clave para hacer sentir a quien te escucha?

La clave es contar lo que nos pasa. Es precioso que algo tan íntimo como puede ser lo que sucede en una relación amorosa, familiar o de amistad sea capaz de conectar con el corazón de otro y ese otro lo convierta en suyo. Que yo esté hablando de mi pareja y tú sientas que estoy hablando de la tuya, de mi desencuentro o tropezón… es bonito que nos entendamos con canciones. 

Cantautor y poeta, ¿si tuvieses que elegir entre escribir o cantar?

Cantar escribiendo. Soy músico, aunque primero me hayan conocido por mis poemas a modo masivo. Llevo más de veinte años haciendo canciones, por lo que me identifico mucho más con la canción, además la canción me permite sacar mi lado poético.

¿Cómo te enfrentas al folio en blanco?

Me enfrento al folio en blanco, en ocasiones, yendo al psicólogo. A veces me he bloqueado y era un querer y no poder, por mis inseguridades y mi autoexigencia. Últimamente, me enfrento con expectativa para proporcionar un resultado a la altura, pero sin presionarme demasiado. Una cosa es estar a la expectativa y otra es tener muchas expectativas. No es lo mismo «estar» que «tener».

Trato de enfrentarlo así con ilusión, con sorpresa. Me gusta que mis letras me sorprendan igual que las de otros. Que me sorprendan las letras, lo que cuentan. A veces activo un modo automático cuando estoy escribiendo porque me gusta lo que estoy escribiendo, pero no sé lo que he escrito hasta que lo leo. Esto pasa cuando escribes desde dentro, con tus sentimientos, y te das cuenta de que has puesto orden en tu interior al escribir, a través de una canción. Me enfrento al folio en blanco con la ilusión de que nazca eso.

¿Podríamos decir que la música es terapia?

La música es terapia en cierto modo. Decir esto suena muy romántico, pero terapia es ir al psicólogo. Las canciones no curan pero alivian. Nos hacen enfrentarnos a ciertas situaciones que no sabemos manejar y a mí me sirve para afrontar el desconcierto. Hay cosas que no sé explicar y solo he encontrado cierta explicación a través de canciones.

Hay cosas, a lo mejor un sentimiento que es de desencuentro, un sentimiento feo y que de repente obtengas una pieza, una canción bonita que a otro le haga sentir menos solo, eso sí que libera, es sanador. 

No es salvador, pero sí que, en cierta medida, es terapéutica porque esto de conectar con la gente, el hecho de conectar con tus emociones, el hecho de poder expresarla de un modo más fiel a esa maraña que llevas dentro siempre es terapéutico, pero una canción cuando estás jodido no te cura. Estás muy feliz con tu canción pero sigues jodido.

¿Te inspiras más cuando estás en un mal momento? 

Yo también encuentro la inspiración en momentos bonitos. En el disco Apuntes Sobre mi Paso por el Invierno hay una vida más amable y una vida más justa. El siguiente fue de amor y de estar hecho polvo. Me gusta escribir cuando estoy bien y encuentro motivos para hacerlo cuando estoy enamorado, cuando tengo algo bonito que contar me encanta compartirlo, aunque es cierto que, generalmente escribo más sobre cosas tristes. Creo que en estos momentos se escribe para encontrar respuestas sin preguntar y la tristeza es mucho más fotogénica. Hacer una canción alegre y que no suene a happy flower es difícil, pero una canción triste, que nace en ese desgarro… La poesía brota con más facilidad de las imágenes poéticas. A veces uno necesita un poco de desahogo.

Me acabo de acordar de ese mítico momento de Andrés Suárez bromeando sobre que le dicen que a ver cuando deja de cantar tristezas, pero si es que nos gustan y nos sentimos identificados, no todo es tan bonito como en las redes sociales….

(Risas). Si, claro. Somos humanos. La vida tiene dos caras, es verdad que en los cantautores la cara triste prima porque tendemos a vivir con cierta exageración los eventos emocionales y todo se nos hace un mundo, también tenemos nuestras taras.

¿Qué taras tienes?

Muchas. Soy impulsivo, no me he permitido ser vulnerable hasta que he sufrido el accidente y tengo un codo roto, una rehabilitación de 10 meses y lo he pasado fatal. Tuve un accidente fuera de España, tuve que venir con el brazo roto en el avión. Una locura. La sobre exigencia, querer ser perfecto. Cuando me hacen daño me quedo anclado y la rabia se apodera de mí demasiado tiempo. Son taras que tengo que ir aprendiendo a gestionar. La vida me irá enseñando.

¿Crees que las redes sociales han hecho que la calidad baje porque cualquiera ahora se hace llamar poeta o cantante?

Todo el mundo tiene derecho de hacer lo que le apetezca. Ir repartiendo el carné de poeta o de cantante me parece que es algo muy grosero. ¿Quién tiene derecho a decidir eso? ¿Por tener más talento tienes derecho a repartirlo? Quizás a esa persona que hace unas canciones que a algunos no les parecen buenas, le está ayudando y a alguna persona más que le ve en redes sociales. Todos tenemos derecho a crear independientemente de la calidad que tenga. Es importante dejarlo claro, otra cosa es tener audiencia que a veces se encuentra y otras no. Cada uno que haga lo que le haga feliz y el resto nos tenemos que callar la boca.

Que sea FELIZ cada uno…

Sí, es que nos preocupa demasiado lo que hagan otros. A mí me han criticado mucho por ser poeta y tener éxito. He vendido muchos libros de poesía, demasiados. Creo que se me ha sobrevalorado como poeta y, por el contrario, los poetas me han infravalorado.  El problema de esto es que molestaba no tener la oportunidad, ellos, de encontrar un lugar donde sentirse satisfecho con sus poemas. Ningún escritor con éxito me ha criticado nunca. Me da pena porque cuando críticas con rabia te estás diciendo que ocupa tu sitio y no. Yo ocupo mi lugar y si no has encontrado el tuyo estará por llegar, pero pensando así no lo vas a encontrar.

¿Componer para ti o para los demás?

Me encanta componer, pero prefiero componer para mí. Cuando sabes que una canción es para ti y estás contando tu historia, te sale bonita y eres consciente de que es para ti, para tu repertorio, para tus discos y que te va a acompañar durante años. Por ejemplo, en el último disco de Sergio Dalma la primera y segunda canción las he compuesto yo y me encantan, pero no son canciones que me vayan a acompañar a mí, tanto tiempo. Es bonito componer y darle esa creación a alguien que la vaya a disfrutar y compartir, me flipa. Tocar canciones que has compuesto hace veinte años y llevan contigo tanto, es impagable.

¿Qué opinas sobre el panorama musical actual? ¿Las buenas letras son una especie en extinción?

Creo que hay mucha variedad, que hay más artistas que nunca y esto es buenísimo.

Las redes sociales han impulsado el que todos podamos mostrar lo nuestro, pero que ventanas oficiales como televisiones, radios o plataformas digitales creo que están demasiado volcadas en mostrar pop y mucho urbano.

Cuando salgo de fiesta me encanta que me pongan urbano, con ritmazo para bailar y pasarlo bien o estar en un garito con mis amigos, pero cuando voy a casa no me pongo esas canciones.  Y esas canciones no las encuentro en los medios de comunicación tradicionales, casi nunca. Rap no se escucha a no ser que sea para hacer parodia, no vas a escuchar heavy o bandas sonoras de películas en ningún medio fuerte. De esta manera se está renunciando a la riqueza cultural de un país, aunque por suerte hay espacio para la música del sur y el folclore, pero estaría bien que las radios estuvieran más abiertas. 

En Francia, el 50% de la música que sacan es francesa y eso está genial. Estaría bien que se hiciera aquí o que se siguieran unos baremos para hacer más rica nuestra oferta. No podemos renunciar a lo que nace en España por importar de otros lugares.

¿La figura del cantautor está infravalorada?

Un poquito. El concepto cantautor está maltratado. A veces es como son cansautores o plastautores. A veces nos lo hemos ganado a la fuerza porque hemos podido ser canciones o abusado de algunas temáticas o de ser lánguidos y no ofrecer un espectáculo. Se ha abusado en muchas ocasiones de tocar cuatro acordes, cantar algo y decir “soy cantautor” antes de tener algo de calidad que mostrar. 

Los cantautores de hoy en día gozan de una salud brutal. Jorge Drexler, Rozalén, Andrés Suárez, Izal es indie, pero viene de la canción de autor, Andrés Ramiro, Funambulista, Ismael Serrano, Pedro Guerra y podría seguir… Todos a excepción de dos creo hemos tocado en el Wizink que es un estadio. Los que dicen que no somos animados o lánguidos que vengan a un concierto nuestro, yo soy mucho más cañero que muchos rockeros.  Lo digo defendiendo un género que no siempre es lo que la gente piensa.

¿Cómo ha sido agotar las entradas en el Wizink?

Fue bestial. Cuando empecé en la música yo solo quería tocar y disfrutar, que la gente escuchara mis canciones y me quisiera porque era un chico sin autoestima y que tenía muchas inseguridades. Yo era una persona a la que le costaba mucho expresarse. Y mira, después mi ilusión era tocar en los garitos de mi ciudad: en Libertad 8, donde iba a ver a Ismael Serrano o Jorge Drexler, con un aforo de 100 personas, pero poco a poco vas teniendo más ambiciones y vas creciendo. En ese momento no pensaba que ese Palacio de los Deportes, ese lugar, al que yo he ido a ver a Bon Jovi con 14 años, iba a ser mi escenario e iba a tocar donde yo veía a mitos como Bryan Adams o Morricone y Juan Luis Guerra.

El día del Wizink era ver cabecitas y más cabecitas coreando mis canciones, impresionante. 

¿Comenzaste a escribir porque te costaba expresarte hablando?

Yo tocaba heavy en el instituto con mis amigos, componía rap y escuchaba cantautores como Silvio Rodríguez y Serrat. Apareció en mi vida, de pronto, Ismael Serrano en el 97 y me volví loco porque por fin alguien expresaba lo que yo sentía. Él tenía 23 y yo 18 años y contaba cosas que me resultaban propias y de un modo tan bonito y con esa capacidad poética que tiene Ismael que me volví loco y empecé a componer. Yo era una persona muy emocional, con incapacidad de expresar emociones. No era capaz de decirle a alguien “estoy enamorado de ti”, me daba vergüenza, miedo a que me juzgaran o quedar mal y sentirme desnudo. En las canciones encontré una manera de desnudarme que resultaba aceptable para mí y para los otros. Es curioso que uno al final no quiere que le quieran, quiere que le acepten primero. Con 18 años empezar a hablar de tus emociones, era… una locura.

¿El reconocimiento te ha servido para crear tu autoestima?

Si, en su momento, muchísimo. El reconocimiento me ha hecho tener mucha más confianza en mí mismo.

4 de junio, concierto de Aluche, en casa. ¿Cómo te enfrentas a volver al escenario?

Si, el primero desde el accidente. Tocar en las fiestas de Aluche, mi barrio de toda la vida, es lo más bonito que me puede suceder. Llevo muchos meses sin tocar, he estado en la cama tras la operación del brazo y que el primer concierto sea en el parque que se ve desde la casa de mi madre, que van a venir mis amigos del barrio, personas que conozco y nunca me han visto cantar… Me hace muchísima ilusión y va a ser un buen chute de energía para mi que no llego en muy buen estado aún, estoy más bajito que nunca.

Vuelves al escenario en Aluche, en tu casa. ¡Qué bonito! También es bonito organizar conciertos para ayudar a tus orígenes, ¿qué se siente cuando se puede aportar ese puñado de arena?

Trato de no darme protagonismo, sinceramente. No quiero recibir reconocimiento por ayudar con algo que me nace. Muchas veces lo he hecho de modo anónimo, no quiero que la gente me aplauda en esto. Por lo que sea soy una persona muy solidaria, me sale así, como a mi padre. Mi padre es un refugiado palestino que ha sufrido y padecido una carencia material tan grande que cuando él ha podido ayudar a que otros no pasen por esas carencias no lo ha dudado.  No hemos tenido mucho, somos una familia humilde, pero siempre ha sido sensible, ha ayudado y nunca ha sido aplaudido por ello. 

Tengo una audiencia y puede ayudar junto a esas personas a recaudar, pues me siento feliz organizando esos conciertos con UNRWA que es la organización que un día ayudó a mi padre, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo. Me siento orgulloso de esta labor, de ser un poco su padrino o embajador en España y organizar conciertos con mi gente: Rozalén, Ismael Serrano o Luis Ramiro, amigos solidarios a los que con el simple gesto de levantar el teléfono y comentarlo ya van al escenario. Quiero mucho a Palestina.

¿Estás preparado para echar a rodar y subir a los escenarios?

Estoy a medias. Tengo muchas ganas, cantando soy muy feliz. A ver cómo me veo el día 4 y a ver, voy a estar de ruido porque la energía es limitada al haber pasado por la operación y estar con la rehabilitación, pero espero dar el DO de pecho.

¿Con qué proyectos nos vas a sorprender?

Pues cumplo 20 años en la música y me apetece hacer algo sobre esto. Llevo un año y medio de gira con mi último disco, El Viejo Boxeador. Quiero darle protagonismo a ciertas canciones que saqué en su momento y están desaparecidas. Canciones como ‘Mi Paracaídas’ o ‘Cosas que no puedo responder’ las vamos a hacer en dueto, con artistas estelares. Voy a sacar canciones de otras artistas que han supuesto algo en mi vida, esas que me hicieron llorar o emocionarme, y que han hecho que sea quien soy a día de hoy. 

Tu madre de Soria, tu padre de Palestina y os habéis quedado en Madrid, ¿qué significa para ti?

Madrid es mi hogar. Una ciudad que la siento de un modo muy íntimo. Amo sus calles, sus barrios. ¿Sabes esa relación de la gente que vive en una ciudad con mar cuando se va? Pues me pasa lo mismo con Madrid, con su Templo de Debod, su Parque Oeste. Siempre que estoy fuera echo de menos Madrid. He estado un mes en México y pensaba en patearme la Gran Vía, entrar en la Fnac a mirar libros o en la librería Alberti, pasear por sus callejuelas. En Madrid se encuentran las cosas y personas que más quiero. Madrid es mi zona de confort, como en casa en ningún lado. Madrid es mi casa en tamaño grande.

¿Cuál es tu rincón favorito?

Mi rincón favorito de Madrid es Madrid entero, pero si tengo que elegir uno lo voy a decidir por ser un lugar especial para mí: el Templo de Debod. Tener por vecino a ese templo egipcio en mitad de Madrid, con ese mirador a la sierra y que nos deje ver esos atardeceres… y pasear por el Parque Oeste.