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natalia lafourcade madrid

Natalia Lafourcade convierte el Botánico en un jardín ‘De todas las flores’

Los asistentes mecían sus cuerpos con el ritmo y suavidad con el que lo hacen las flores cuando sopla el viento en el campo. En otras ocasiones, estáticos y en silencio, esperaban con atención la melodía y letras que se configuraban entre los instrumentos, músicos y la propia voz de Natalia Lafourcade en una noche que se tornó fresca y deliciosa en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de Madrid.

Una nueva velada arrancaba este sábado 8 de julio dentro de la programación de Noches del Botánico y la mexicana era su protagonista, una que no hizo esperar al público con su sorpresiva aparición en el escenario mientras se llevaba a cabo la apertura de la jornada musical de la mano de Isaac et Nora.

Hasta la raíz con Isaac et Nora

El grupo francés interpretó varias canciones en español como Caballo viejo, de Simón Díaz, y Dos gardenias, de Antonio Machín, acompañados de algunos miembros del grupo mexicano Daniel, me estás matando.

Sin embargo, la cantante francesa de apenas 11 años, quien se presentó con naturalidad en el escenario madrileño, fue acompañada por Lafourcade para cerrar con Hasta la raíz, el preludio de una noche en la que la mexicana prometía deleitar a los asistentes. Con esta enérgica interpretación, el grupo galo se despidió y dio paso así a una noche íntima y llena de emociones.

Una noche de poesía

Desaparecido el sol, florecieron en la atmósfera del espacio los sentimientos de amor y melancolía. También aparecieron flores en las manos de algunos asistentes. Parecía una reunión de amigos que se encontraban para conversar, reflexionar y pasarla bien con la música como vehículo para transitar la noche.

La presentación de la mexicana arrancó con el poema de María Sabina y la interpretación de Vine solita, el primer tema de su último álbum De todas las flores. La cantante continuó así con el tema homónimo de su disco para levantar los ánimos de la velada desde un escenario en el que Natalia vestía de profundo negro y se acompañaba de una pequeña mesita con una pequeña pero intensa lámpara.

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Concierto de Natalia Lafourcade en Noches del Botánico en Madrid. Fotografía: Ana Mariela Ferrer.

Corrían los minutos de la presentación y apareció el tema Pasan los días, una canción que transita elegantemente entre el público para rebuscar entre los corazones de aquellos aún enamorados de alguien que no está. Luego fue el turno del tema Llévame viento para conectar al público con la cantante y esa relación de agradecimiento con la naturaleza, creando un sentimiento colectivo.

«Que vital este jardín, este espacio» soltaba con emoción Lafourcade tras su reciente interpretación. El lugar correcto se hacía espacio entonces en el repertorio de canciones en un recinto con todas las entradas vendidas. Luego llegó la interpretación de Pajarito colibrí. Con este tema se reafirmaba la noche como que parecía más una velada poética e introspectiva.

Sin embargo, con la llegada de María la Curandera, el ambiente se transformó en uno más festivo, ante la atenta mirada de un público que luego se animó a seguir el nuevo ritmo de la actuación. Le siguió así la interpretación de Caminar bonito y Mi manera de querer para darle un toque más romántico al espectáculo.

La bossa nova llegó a la escena con Canta la arena con un destacado solo de trompeta. Sin embargo, Muerte fue la canción encargada de la despedida de esta primera parte del show.

«Le doy gracias a la muerte por enseñarme a vivir» aseguró la cantante mexicana mientras se levantaba del banquillo con sus pies descalzos y daba paso a esa esperada muerte de la que se deshacía mientras quitaba una gran capa que formaba parte de su vaporoso vestido negro. Y, tras su interpretación, desapareció del escenario para dar fin a esa primera etapa.

Natalia Lafourcade, entre la vida y la muerte

La vitalidad regresó al escenario tras más de una hora desaparecida. El piano amenizaba un espacio que extrañó a Lafourcade por algunos minutos hasta que apareció vestida de blanco, con algunas lentejuelas, y botas mientras sonaba la melodía de Veracruz.

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Natalia Lafourcade durante una de sus presentaciones este fin de semana en Madrid. Fotografía: Ana Mariela Ferrer.

Empezó entonces una versión distinta de la presentación. Cien años sonó primero en el escenario para luego ser acompañada por temas como Tonada de luna llena, La llorona, Tú me acostumbraste y Soledad y el mar.

Entonces la mexicana se volvió al público y les consultó «¿cómo están esos corazones?». Se asomaban entonces algunas flores y banderas entre el público. Quizás fue una pregunta para prepararles para su próxima canción.

Lo que construimos fue el tema que desató la emoción en la noche de este sábado en el jardín de Madrid. Natalia Lafourcade no dejó de sonreír y de devolver de forma cómplice esa energía del lugar en el que hasta un asistente en las gradas decidió levantarse y bailar en las escaleras y otro espectador decidió regalarle algunos lirios a la mexicana.

Volvió a sonar Hasta la raíz acompañada del tema Mi tierra veracruzana. La canción Nunca es suficiente también hizo su aparición en esta velada, que cerró con el tema Tú si sabes quererme, aunque los asistentes caminaron a la salida del recinto con la melodía de Cielito lindo.

Fue así como la artista mexicana convirtió a Madrid en el jardín De todas sus flores. Este domingo, en su segunda función en la capital, no se espera otra cosa que vivir con intensidad y emoción una nueva velada musical de la mano de Lafourcade y sembrar más canciones en los corazones de sus asistentes.

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