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Las fiestas de agosto tendrán que esperar a 2021, pero los balcones del Madrid castizo montan su propia verbena

San Cayetano, 7 de agosto, marca en el calendario el inicio del trío de fiestas populares (con San Lorenzo el día 10 y La Paloma, el 15) que transforman a Madrid en una verbena durante más de una semana, toda una seña de identidad que este año ha tenido que ser suspendida hasta 2021 por la pandemia de coronavirus.

Pero los madrileños, de nacimiento o de adopción, no se rinden y el Madrid más castizo, el del barrio de La Latina, el del Rastro o el de Lavapiés, planta cara al coronavirus, que no ha conseguido doblegar las ganas de una buena verbena de verano, engalanando y conectando unos balcones con otros con guirnaldas.

Hay guirnaldas de colores en calles como Oso, en los alrededores de Embajadores, en la plaza de Cascorro, en Casino, Argumosa, Humilladero, Almendro… Habrá que esperar a que baje el sol y que el calor dé una pequeña tregua para comprobar si ellas y ellos se atreven a salir, siempre con mascarilla, ataviados con mantones y parpusas.

Y si no siempre cabe la opción de montar la fiesta en loa balcones, como se vio en mayo, en las fiestas de San Isidro, en alguna calle de Carabanchel, con chulapas ataviadas con sus claveles reventones y mantones asomadas a las ventanas.

Este viernes tendría que darse el pistoletazo de salida para más de una semana de verbenas festejos populares, con música en las barras que montaban los hosteleros fuera de los bares de copas en calles donde no cabía ni un alfiler. De eso hoy no habrá ni rastro.

No es sólo que el coronavirus lleve a los madrileños a los balcones por impedir las concentraciones masivas, absolutamente prohibidas por la autoridad sanitaria, sino que aproximadamente el 95 por ciento del sector del ocio nocturno echa el cierre desde esta noche. Es una previsión que apunta la Plataforma del Ocio Nocturno como protesta ante las «medidas restrictivas impuestas por la Comunidad de Madrid», que consideran «una trampa» para provocar que bajen el cierre «y evitar la puesta en marcha de un necesario plan de rescate económico«.

La mezcla de las fiestas de agosto

Una de las características de las verbenas de San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma es la mezcla: por las calles del corazón de Madrid se pueden ver desde abuelas echando mano de la tradición, con sus mantones y claveles preparados para asistir a la misa de la patrona oficiosa, que no oficial, de Madrid, la Virgen de la Paloma, o para marcarse un chotis bien agarrado, hasta sus nietos hipsters y millenials, tocados con sus parpusas a cuadros blancos y negros y con ganas de no perderse ni un solo concierto en Las Vistillas.

Los vecinos de Madrid recuperaban el centro en agosto con sus fiestas dejando a un lado, por un momento, el problema de la gentrificación. El coronavirus también ha venido para cambiar esto: de donde no cabía ni un alma, con o sin turistas, se ha pasado a que el Ayuntamiento de Madrid haya tenido que lanzar una campaña como ‘Volveremos si tú vuelves’, que incentiva el consumo en la hostelería local o en la tienda de barrio.

El Consistorio calcula en más de 4 millones de euros el crédito que quedará liberado con la suspensión de las fiestas de los 21 distritos hasta el mes de octubre, cantidad que se destinará preferiblemente a actuaciones en materia de Servicios Sociales y a la dinamización de la actividad económica. Una parte irá a indemnizar a los adjudicatarios de contratos vinculados a las fiestas suspendidas.

Agencias

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