La Semana Santa madrileña, con su personalidad propia, ha ido tejiendo lazos profundos con la tradición andaluza, especialmente con la ciudad de Sevilla. Esto se aprecia de forma muy especial en la creación de diversas cofradías, entre las que destaca la Hermandad del Gran Poder y Macarena y la Hermandad de Los Gitanos. Mientras que en Sevilla ambas devociones tienen caminos separados, puesto que son distintas hermandades, en Madrid, El Gran Poder y La Macarena confluyen en una sola entidad.
Todo comenzó en 1940, cuando un grupo de sevillanos que se vinieron a vivir a la capital decidió fundar una hermandad que trajera a Madrid la esencia de su tierra. Figuras como Agustín Moreno Bernal, José Rodríguez Fernández-Andes y Juan Pérez Calvo Ferún, junto a otros cofrades y artistas, impulsaron este proyecto con el deseo de compartir el espíritu de las cofradías sevillanas con los madrileños.
El arte y la devoción de Sevilla que transformaron Madrid
El Gran Poder y Macarena de Madrid
Y es que hablar de la Semana Santa de Sevilla es hablar de emociones que no se pueden explicar: la intensidad de las marchas, el incienso envolviendo las calles, el arte bordado en cada manto y túnicas de Cristo. Una manifestación que trasciende lo religioso para convertirse en un fenómeno cultural que merecía ser vivido más allá de Andalucía. La Hermandad del Gran Poder y Macarena trajo consigo esa esencia, marcando un antes y un después en la forma en que se vive esta celebración en Madrid.
La madrugada del Viernes Santo de 1946 fue testigo de la primera estación de penitencia de esta Hermandad. Desde la Catedral de San Isidro, el cortejo recorrió las calles de la capital, consolidando una tradición que, desde entonces, se ha convertido en uno de los pilares de la Semana Santa madrileña. Con túnicas, capirotes y costaleros, la imagen del Gran Poder desfiló por primera vez, dejando huella tanto en el corazón de los fieles como en el calendario religioso de la ciudad. Cada imagen cuenta con 35 costaleros que son los encargados de hacer que ambos pasos se luzcan, se mezan y caminen por las calles de la capital al son de marchas.
Uno de los rasgos más reconocibles de esta Hermandad es su estética. Los pasos, elaborados con minucioso detalle, evocan claramente el estilo sevillano: bordados dorados, palios majestuosos y un cuidado que refleja el trabajo artesanal de los talleres andaluces. A ello, en el caso de La Macarena, se suma la música, otro de los elementos esenciales. Las marchas interpretadas durante las procesiones, como pueden ser ‘Los Campanilleros’, ‘Amarguras’ o ‘La Saeta’, consiguen crear un ambiente de tal emoción que la piel se eriza y las lágrimas salen de algunos ojos.
Una hermandad de Silencio
En cambio, la Hermandad del Gran Poder de Sevilla no lleva música en su estación de penitencia porque es una hermandad de silencio, una categoría dentro de la Semana Santa sevillana que se caracteriza por su austeridad, sobriedad y recogimiento absoluto. Por este motivo, el paso de Jesús del Gran Poder de Madrid no va acompañado de música, en respeto a su origen como hermandad de silencio en Sevilla. En la capital española, al mantener la tradición, el único sonido que acompaña su recorrido es el de los pasos firmes de sus 35 hermanos costaleros.
Gracias a esta herencia, Madrid ha adoptado elementos que enriquecen su celebración: desde la estructura de las cofradías, la forma de procesionar, hasta el lenguaje visual y sonoro que acompaña cada desfile. Sin perder su identidad, la Semana Santa madrileña ha sabido acoger esta fusión de costumbres con una naturalidad que habla de respeto y admiración.
La Hermandad del Gran Poder y Macarena no solo representa una cofradía más; es el símbolo vivo de la unión entre dos tierras con profundas raíces religiosas. Un puente entre Madrid y Sevilla que sigue fortaleciéndose con cada procesión, cada marcha, cada paso. Porque al final, la devoción no entiende de fronteras, y cuando el arte y la fe se encuentran, nace algo que merece ser compartido. Y la Semana Santa de Sevilla, aunque ninguna la iguale, merece ser inspiración para otras.
Los Gitanos de Madrid
La Hermandad del Gran Poder y Macarena no es la única con alma y una clara esencia sevillana. Los Gitanos de Madrid es una hermandad que fue fundada el 26 de octubre de 1996 con el objetivo de crear una corporación de penitencia en la capital española, vinculada a la Hermandad de los Gitanos de Sevilla. Su sede canónica está en la Iglesia del Carmen y San Luis Obispo, después de haber pasado por varias ubicaciones, incluyendo la Iglesia de San Jerónimo el Real. La hermandad realiza su estación de penitencia durante la Semana Santa, específicamente el Miércoles Santo, recorriendo algunas de las principales calles de Madrid.
Entre las imágenes titulares de la hermandad se encuentran Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias, ambas realizadas en 1998 por el escultor Ángel Rengel López. Jesús de la Salud es una imagen de cuerpo entero, mientras que la Virgen de las Angustias es una talla de tipo candelero, para vestir. Durante la procesión, los nazarenos visten túnicas blancas con detalles morados, y los pasos son portados a costal.
La vinculación con la Hermandad de los Gitanos de Sevilla es significativa, formalizándose en 2010 un acuerdo que unió a ambas corporaciones. Además de su labor religiosa, la hermandad tiene un compromiso con la promoción de la cultura y tradiciones del pueblo gitano en Madrid.
Datos sobre las hermandades
Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima de la Esperanza Macarena
- Real Colegiata y Basílica de San Isidro. (C/ Toledo Nº 37)
- 1200 hermanos aproximadamente.
Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Ntro. Padre Jesús de la Slaud y Mª Santísima de las Angustias – (Los Gitanos).
- Iglesia del Carmen y San Luis Obispo (C/ del Carmen, 10)
- Alrededor de los 700 hermanos.