La radio que nunca se apaga: el homenaje más íntimo de Sara Carbonero

Este lunes, mientras España entera se sumía en un inesperado apagón, hubo algo que siguió sonando, con más fuerza que nunca: la radio de toda la vida. Esa misma radio fue la protagonista silenciosa y emocional del último post de Sara Carbonero. Una historia desconocida, pero que late con fuerza en el corazón de la periodista.

Sara compartió con sus seguidores no solo una imagen de ese viejo aparato, sino el profundo significado que guarda. No era una radio cualquiera. Era un símbolo. Un refugio. Un abrazo en forma de voz. Un regalo que marcó uno de los momentos más duros de su vida.

En 2019, cuando finalizó el durísimo tratamiento, Sara recibió un obsequio muy especial de su amiga del alma, Isabel Jiménez. Aquella caja envuelta en papel de regalo contenía una radio y tres cintas de casete. Pero lo que realmente la conmovió no fue el objeto en sí, sino las voces que contenía: Isabel había grabado mensajes llenos de amor, ánimo y ternura. “Me decía cosas bonitas, que lógicamente me hicieron emocionarme muchísimo”, confesó Sara en su publicación.

La amistad entre Sara e Isabel es de esas que trascienden la sangre. Una hermandad elegida con el corazón, incondicional, forjada en los buenos momentos y fortalecida en los malos. Isabel no solo fue su apoyo, fue su voz. La voz que le daba calma para dormir. La que la acompañaba en silencio. La que le recordaba que no estaba sola.

Cuando se terminaron las cintas, Isabel le puso “deberes”: que Sara grabara lo que le naciera del alma. Que hablara. Que soltara. Que mantuviera la mente viva y ocupada mientras enfrentaba lo que venía.

En pleno apagón, al sostener aquella radio, Sara sonrió

Sara no ha vuelto a escuchar esas cintas, pero guarda la promesa de hacerlo algún día, cuando se las muestre a sus hijos. Será entonces cuando ese recuerdo agridulce de paso a uno de los más bonitos de su vida.

En pleno apagón, al sostener aquella radio, Sara sonrió. Porque ese objeto pequeño y aparentemente sin importancia guarda dentro una historia de luz, de amor de verdad, de amistad eterna. Una historia que, como la buena radio, siempre encuentra la forma de llegar al corazón.

Isabel, su hermana del alma, incluso quiso llevarle mariachis al hospital, según relata Sara, aunque lo único mexicano que cruzó esa puerta fue la comida. Pero cantaron, rieron y bailaron en la terraza. Porque así es como se cura el alma: con la presencia de quienes nos quieren, con la risa y con amor del bueno.

Sara Carbonero se rodea de seres de luz. De esos que no solo están cuando todo brilla, sino especialmente cuando todo oscurece. Porque en medio del apagón más grande, esa radio siguió sonando. Y con ella, el latido de una amistad inquebrantable.

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