Calor, humedad, viernes por la noche y ganas de fiesta. Y la pregunta siempre es la misma: ¿Quién trae las cornetas? (o los altavoces). La cuestión da nombre al último álbum de Rawayana, la banda venezolana que, acompañada de Los Amigos Invisibles, reventó la fiesta como lo hacen las olas en las orillas del mar Caribe el pasado viernes 26 de julio en el festival Noches del Botánico.
Banderas, camisetas estampadas autoproclamándose ‘sifri-hippies’ (una combinación de palabras que juegan con la idea de ser ‘pija’ y ‘hippie’) y un sold out desde hace meses constituyeron el preludio de una velada llena de ritmos latinos, funk, acid jazz y otras fusiones que deleitaron a los asistentes en una de las últimas noches del festival situado en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de Madrid.
‘¿Cómo está la vaina?’ Y otras expresiones propias del país latinoamericano encendieron el ánimo de los asistentes, que congregaban variados acentos e idiomas. Así como el amor, la música tiene su propio lenguaje unificador, a pesar los kilómetros de distancia.
Unos Amigos Invisibles muy presentes
Más de 30 años de trayectoria y una vigencia intacta. La velada musical, con la particularidad de las diversas edades entre el público, dio su pistoletazo con temas como Ultra-Funk, Qué rico y Amor. En un segundo el ánimo subió de cero a cien, a pesar de las altas temperaturas que ya saludaban a la noche madrileña.
Eso sí, la cita, liderada por su vocalista Julio César Briceño, conocido como ‘Chulius’, dejó espacio para todo menos para el aburrimiento. No pasaron muchos más temas para poder escuchar Dame el mambo y ver a los más tímidos levantarse de su asiento, para seguir con Mal Pensada y En cuatro, y subir la temperatura no solo del ambiente, sino del público.
Uno de los temas más esperados de la banda, y uno de los más populares en la cultura musical del país caribeño, fue La vecina en la deliciosa versión de cumbia. Aunque una mezcla de efusividad e incertidumbre invadió el escenario cuando Beto Montenegro, vocalista de la banda Rawayana, hizo su primera aparición para cantar Váyanse todos a mamá’.
La celebración musical continuó con otros temas como Esto es lo que hay, Mentiras y una de las canciones insignes de la banda, La que me gusta. Entre maracas, panderetas, un cencerro y un güiro transcurrió una noche que apenas empezaba a encender sus motores.
Rawayana trae las cornetas
Nada malo abrió la puerta a esta fiesta anunciada, que terminó de levantar a aquellos que parecían estar en contra de separarse de sus asientos en esta jornada musical. Sin embargo, con la interpretación de los temas Tucacas y Vengase I, la banda venezolana dio inicio a este rítmico viaje con destino a las playas del norte y del sur del continente americano.
Luego de pasar La tormenta y terminar de entregarse a esta fiesta llena de rock alternativo, pop psicodélico, funk, reggae y ritmos caribeños, el cantante de la banda convocó el tema 911 al escenario para alertar del robo de un corazón. O de varios.
Y aunque la canción Parece tentaba a bajar un poco las revoluciones de esta celebración, la llegada de Marc Seguí al escenario, el primer friend de Rawayana de la noche, con el tema Se te nota, desmintió toda posibilidad de bajar la intensidad de la noche.
Tras el paso del español, la salsa se asomó en la velada con el homenaje de la banda a Ismael Rivera con el Incomprendido, uno de los temas que destaca en el álbum de la banda. Miel puso los tambores a la velada, con grupos de amigos y familiares reunidos en círculo para dejar correr el ritmo por sus caderas y piernas, sin miedo al abrasante calor. En ese momento ya era indiscutible la victoria musical de la banda ante un público sediento por los ritmos y colores de su tierra.
Feriado, o la clave para encender una fiesta
‘Debería ser feriado el día que te hicieron, Dios estaba inspirado el día que tus padres se comieron…’ empezó a entonar Montenegro y la euforia se hizo un hueco en el corazón de los asistentes. Esa fue la señal que reveló que la chispa generada un par de temas antes estaba por provocar un incendio.
Simón Grossmann fue el siguiente friend que subió al escenario con Bebé para reunirse con la banda y dar paso a la tercera acompañante, la vocalista de la banda Monsieur Periné, Catalina García, con Hora Loca, uno de los temas que subió innegablemente la temperatura de la cita. La continuación del setlist con Binikini y High no pretendía dar freno a la velada, con un flotador rosa que se paseó entre el escenario y el público.
El guiño a México llegó con Colchones, Tambores y Refrigeradores. Luego, el vocalista de Los Amigos Invisibles regresó al escenario para acompañar a la banda con el tema Váyanse todos a mamá. La velada continuó con intensidad con Funky Fiesta, Besos ricos, Game Over y #Sádico, para cerrar, casi pisando la medianoche, con Dame un break.
Éxito, trayectoria y The elephant in the room
El secreto de ambas bandas, más allá de sus seductoras letras con doble sentido, es la genialidad con la que se plantean temas políticos, sociales y culturales, con protestas entre verso y verso ahogadas en deliciosas melodías.
Sin embargo, el gran elefante en la habitación o, mejor dicho, en el jardín, era el tema de las elecciones presidenciales que forman parte del calendario de este domingo en Venezuela. Para nadie es secreto que la nación atraviesa una crisis política con un país radicalizado a las puertas de una jornada electoral este domingo 28 de julio.
Más allá de la situación política y las distintas situaciones que ocupan hoy al continente, el panorama musical actual se ha copado en gran parte por artistas latinoamericanos, expandiendo su música a países como Bélgica, Alemania o incluso Países Bajos.
Si hace un par de días Karol G se coronaba, con o sin intención, como la reina del Bernabéu con cuatro jornadas llenas de reggaetón, bachata y algún que otro vallenato; con la presentación de las bandas venezolanas, el concierto de Feid este sábado 27 de julio, o la llegada de Grupo Niche a las Noches del Botánico, se cierra una semana llena de exponentes latinoamericanos conquistando la capital española.