La Real Casa de Correos en la Puerta del Sol. Fotografía de Nerea Núñez.

La Puerta del Sol, los ojos de la historia de Madrid

| 29/7/2020 12:50

La Puerta del Sol es emblema, símbolo y orgullo de sus residentes. Entre otros tantos sucesos y eventos, ha sido el lugar donde Valle Inclán ubica gran parte de las situaciones esperpénticas que desarrolla el personaje Max Estrella y testigo de la proclamación de la Segunda República Española. 

Entre la calle Preciados y la plaza de Jacinto Benavente, Sol es punto de encuentro de los madrileños, entre otros motivos por su multimodal boca de metro en la que confluyen, además de las líneas 1, 2 y 3, los cercanías C-3, C-3a y C-4. 

Huelga decir que esta estación fue la primera de la capital en 1919; tenía línea directa con Cuatro Caminos y paradas en puntos tan conocidos como Ríos Rosas, Chamberí o Glorieta Bilbao. 

Pero este lugar no siempre ha sido tan famoso como se conoce hoy en día. De hecho, allá por el siglo XVI, bajo el reinado de Carlos I, no era más que una barriada de extramuros sin mayor pena ni gloria. No obstante, fue el descontento violento de la población contra este monarca que se consideraba extranjero lo que propició que se levantara una estructura defensiva en la plaza y, en una de sus puertas de acceso, tras ser grabada con la imagen de un Sol, terminó por darle nombre a lo que hoy se considera el corazón de Madrid. 

La boca de metro de Sol con el cartel de Tío Pepe al fondo en la Puerta del Sol.
La boca de metro de Sol con el cartel de Tío Pepe al fondo en la Puerta del Sol.

Sin más dilación, a continuación se exponen algunos de los grandes hitos de esta histórica plaza.

Kilómetro Cero: todos los caminos llevan a Madrid 

Es usual, ahora que las redes sociales marcan el ritmo de nuestra cotidianidad, subir una foto de los pies en la famosa placa que indica el Kilómetro Cero en cuanto uno llega a la capital. Si no hay post, no hay visita. Y es que, por muy especial que nos resulte, ni somos pioneros, ni somos únicos, ya que la gran mayoría de ciudades a nivel mundial tienen su pequeño homenaje a ese punto tan fascinante; sin ir más lejos, nuestros vecinos franceses lo ubican a los pies de la imponente Notre Dame.

En España, la placa se coloca por primera vez en 1950. En ella se aprecian los seis primeros itinerarios construidos en la primera década del siglo XVIII que, con el tiempo, dieron lugar a las seis primeras carreteras radiales del país. Las primigenias fueron la N-I (Madrid-Irún); la N-II (Madrid-La Junquera); la N-III (Madrid-Valencia); la N-IV (Madrid-Cádiz); la N-V (Madrid-Frontera con Portugal); y la N-VI (Madrid-La Coruña).

El origen, como sucede con la inmensa totalidad de nuestras costumbres, proviene de la mismísima Roma, que tuvo su red de calzadas como columna vertebral de su imperio. Motivo más que suficiente para sentirse orgullosos y señalar el inicio de lo que aquello había supuesto. Un dato curioso es que marcaban las carreteras con miliarios, piezas pétreas de forma cilíndrica de las que, al cabo de los siglos, derivaron las señales de tráfico.

Quién iba a decir que, al igual que sucede con la capital italiana, todos los caminos terminarían por conducir a Madrid. 

Cartel de Tío Pepe, un emblema que ha sobrevivido a guerras e indultos

Todo el sabor de Andalucía directamente en la cima de la Puerta del Sol. El cartel de Tío Pepe es una de las reliquias que la plaza y los propios madrileños amparan. ¿Que por qué? La historia de este emblemático neón se remonta a 1935, y por aquel entonces ni la simpática botella enchaquetada  formaba parte del diseño ni se ubicaba en el lugar que en la actualidad ocupa. 

Las palabras González-Byass junto a un pequeño catavinos se encontraban en la azotea del Hotel París, esto era el número 1 de la Puerta del Sol. Inaugurado en 1864, era uno de esos hoteles de lujo con cuarto de baño propio en cada una de las habitaciones; todo un icono del esplendor. Sin embargo, tras más de un siglo prestando servicio y tras haber salido ilesa de la cruenta Guerra Civil junto al luminoso, el 31 mayo de 2006 cerró, y en 2011 se iniciaron las remodelaciones del edificio, lo que supuso que el cartel desapareciera debido a que el nuevo dueño se negó a que la publicidad se mantuviera en el emplazamiento. 

En el número 11, y tras recibir el indulto del exalcalde Ruiz-Gallardón a causa de la ordenanza municipal contra la contaminación lumínica, en abril de 2014 el cartel de Tío Pepe tal y como se conoce en la actualidad volvió a brillar. Esto fue posible, además, gracias a que los vecinos consiguieron más de 50.000 firmas para mantener este icónico símbolo. 

Estatua de Carlos III y cartel de Tío Pepe en la Puerta del Sol.
Estatua de Carlos III y cartel de Tío Pepe en la Puerta del Sol.

Real Casa de Correos

Se trata del edificio más antiguo de la puerta del Sol, pues su construcción data sobre la segunda mitad del siglo XVIII, y aunque en la actualidad ocupa la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid y es archiconocido por sostener el reloj que marca el inicio del año nuevo, en sus tres siglos de vida ha servido a todo tipo de causas. 

Fue bajo el reinado de Fernando VI que se planteó la idea de construir una Casa de Correos que sirviera, a su vez, de vigilancia, trabajo que le sería encargado a un arquitecto que aquellos usuarios de la línea 3 tendrán más que viciado: Ventura Rodríguez. Sin embargo no sería él el encargado final de dicho edificio, puesto que en los documentos oficiales el único responsable de la construcción fue Jaime Marquet.

Con el tiempo, el recinto se convierte en el Ministerio de Gobernación, lo que supuso que los soldados se asentaran de forma permanente en sus aledaños. 

Si se avanza más en el tiempo, fue precisamente frente a la Real Casa de Correos que se produce el levantamiento contra las tropas francesas el 2 de mayo de 1808, movimiento que culminaría con los fusilamientos del 3 de mayo frente a la Iglesia del Buen Suceso y que daría lugar a la famosa Guerra de la Independencia. 

Durante el siglo XX, por su parte, el edificio es testigo de tantos cambios como sufrió la propia historia. Tras ver con ojos privilegiados la proclamación de la Segunda República y servir a su gobierno, cuando la dictadura de Francisco Franco irrumpe en la historia, la Real Casa de Correos ve cambiado su nombre por el de Dirección General de Seguridad, albergando en sus sótanos prisiones y lugares de tortura para los disidentes del régimen. Con la muerte del dictador y la proclamación de la Constitución española de 1978 y el Estado de las Autonomías, la Comunidad de Madrid alcanzó un acuerdo con el Ministerio de Interior para que el edificio se convirtiera en la sede de la Presidencia, ocupación que desde que se consiguiera a finales de 1985 continúa hasta la actualidad. 

El Oso y el Madroño en la Puerta del Sol

Aunque es típico oír a los turistas que llegan de primeras a Madrid decir que se esperaban la estatua más grande -pese a sus 4 metros de altura y sus 20 toneladas-, lo cierto es que para los residentes es todo un símbolo de identidad. 

Cuentan que en la Edad Media, cuando la ciudad que conocemos en la actualidad no era más que un proyecto pequeño y extremadamente lejano de lo que es hoy, era común ver a osos por los montes cercanos. Y, aunque no haya explicación histórica verificada de por qué un madroño y no cualquier otro árbol, el unir ambos símbolos en un primer escudo se debió a un reparto de tierras entre la Villa (Madrid) y la Iglesia, considerando que a los primeros le correspondían los bosques y a los segundos los pastos. 

La popular estatua, por su parte, fue inaugurada en 1967 y construida en bronce por el escultor Antonio Navarro Santafé. Inicialmente se emplazó bajo el Hotel París que sostenía la publicidad de Tío Pepe, lugar que vuelve a ocupar en la actualidad después de que en 1986 tuvieran que desplazarla al inicio de la calle del Carmen y volverla a colocar en el lugar originario. 

Los peldaños de la Puerta del Sol se mantienen atentos y ávidos de continuar sumando años y contando historias, historias de las que seguirá formando parte.