La Comunidad de Madrid ha adaptado el interior del Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles, CA2M, con un nuevo diseño de recorridos y señalética creado específicamente y que integra, de forma amable, las nuevas normas de movilidad y seguridad de la etapa post-Covid.
La nueva señalética del museo pretende comunicar la preceptiva distancia social de forma clara y directa, a través de un sistema que va más allá de simples indicaciones espaciales y que se integra en todos los espacios de circulación del museo.
Para ello, se ha desarrollado un lenguaje visual y verbal que ayuda a incorporar al espacio las nuevas formas de movernos y relacionarnos, haciendo del cumplir las normas sanitarias una coreografía participativa.
El CA2M se caracteriza por ser un espacio abierto, en el que el público puede acceder a todos los rincones. El nuevo diseño responde a esa libertad de movimiento manteniendo una imagen hospitalaria y abierta, que huye del tono imperativo y genera un espacio amable, cuidadoso, navegable y lúdico, a la vez que reflexivo.
Nuevas formas de interacción personal y con la exposición
Con la apertura de los espacios culturales tras la pandemia ha surgido la necesidad de reconstruir nuevos circuitos que permitan formar nuevas relaciones donde la norma y las rutinas de la nueva realidad no impidan disfrutar del arte y la cultura como antes de la llegada del Covid-19.
En este sentido, el resultado de la nueva señalética del centro de arte es un sistema modular geométrico que se construye con dos tipografías, dos materialidades y dos ejes de información: un eje horizontal que muestra los recorridos en suelo y un eje vertical con mensajes en piezas de papel.
En el eje horizontal -recorridos en suelo-, genera un entramado lúdico de formas abiertas que marca el 1,5 m de distancia, haciendo alusión también al proyecto generado por el CA2M durante el confinamiento (#unmetroymedio).
Por su parte, el eje vertical -mensajes en grandes piezas de papel- supone una segunda capa de comunicación que se ha realizado con piezas de gran formato, en papel impreso encolado, sobre las superficies verticales envolventes del museo, como columnas o muros, entre otros soportes.
El sistema se integra con naturalidad en el museo, generando un lenguaje espacial en los recorridos que no se percibe como una barrera, sino que contribuye a nuevas percepciones y relaciones con los demás, las obras y los espacios.