Ricardo Calleja Rovira

«Hay mucho gato que no conoce de Madrid sino su barrio o sus afueras»

«Madrid Q&A» es una indagación, en forma de cuestionario, sobre la relación personal de vecinos o visitantes de Madrid con la ciudad. Y, quien dice la ciudad, dice del Xanadú al pico de Peñalara: que Madrid, ya lo sabemos, no es tanto un callejero como un estado mental.

Lo mismo vadea las praderas de South Bend (supongo que hay praderas en South Bend) que la Stanza della Segnatura o el vestíbulo de Sants. Alemán, asturiano, rioplatense esquina Somosaguas. Pero “del mundo”, una leche. Dueño de una finura desusada que aplica tanto a la reflexión como a su otro gran talento: la amistad. Entre el tren de lo divino y el andén de lo humano, conspirando siempre en el bando de la luz, con entusiasmo de chaval pero prudencia de príncipe vaticano. Y la misma pasión en defender aquello en lo que cree que en avistar el matiz redentor del encuentro posible, el camino, el respeto. La amistad otra vez, al fin y al cabo.

  1. ¿Cuándo le dan a uno el carnet de madrileño?

El día que llegas a Barcelona. En las conversaciones algunos te toman por representante plenipotenciario de Madrit (que es un concepto teológico-político). Te miran, se giran hacia ti, incluso te preguntan explícitamente “¿en Madrit cómo se ve esto?”, como si fueras funcionario de una embajada.

Yo me di cuenta de que era de Madrid al irme a Barcelona. Y no por ajenidad o confrontación: ya había vivido en Barcelona de pequeño, antes que en Madrid. Pero me costó horrores irme, y me di cuenta de que había echado raíces aquí, aunque siempre las tuve fuera.

  1. ¿Qué es lo mejor de un gato? ¿Y lo peor?

Mira, aunque había oído la expresión, de primeras pensaba que esta era una pregunta sobre los felinos. “Cosas del cuestionario Proust”, me decía. Pero como he seguido la serie desde el principio, y he aprendido por qué se llama gatos a los nacidos en Madrid.

No veo especiales ventajas a ser gato. Si nos tomamos en serio lo de que en Madrid todo el mundo es bienvenido e igual. Pero quizá es solo porque yo no soy gato, y me pierdo ese inframundo gatuno que da a ciertos barrios la categoría de patria chica.

Lo peor seguramente es que hay mucho gato que no conoce de Madrid sino su barrio o sus afueras. Haber llegado desde fuera en algún momento, te expone a la ciudad como parque temático cultural de un modo que es también interesante.

  1. ¿Dónde queda el ascensor para ir de Madrid al cielo?

Primero hay que subir a Madrid, que no es tontería.

Un profesor del colegio –Juanjo Sarmiento- nos citaba a Madariaga que empezaba su libro sobre España diciendo algo así: “desde el punto de vista geográfico, la principal característica de España es su inaccesibilidad: España es un castillo”. Y nos señalaba la vista del Palacio de Oriente desde el Campo del Moro, como una imagen plástica de esa afirmación. Es impresionante.

Palacio de Oriente
Palacio de Oriente

Así que antes de subir al cielo, hay que trepar a pulmón la cuesta de la Vega, al final de la cual te espera la Almudena. Antes había una imagen de la Virgen en un nicho, en el muro de carga de la catedral en construcción. Ahora creo que han puesto la entrada de ese museo horrible por fuera, secreto aún por dentro.

Una vez allí vale lo que me decía una vez MH, en su casa no muy lejos de allí: “al cielo -como a todos los sitios bien- se entra por contactos”.

  1. ¿Cuál es el último amanecer que ha visto o, en su defecto, el que no olvidará nunca?

Un mes de julio, me sorprendió el amanecer en una azotea de la calle Covarrubias, después de una noche toledana de calor insomne. Y entonces pude dormir.

  1. ¿Una alcoba en el centro, o un palacio en las afueras?

Mi llegada a Madrid con cinco años recién cumplidos fue en la zona del Parque de las Avenidas (qué nombre más urbano: aún no sé dónde está ese supuesto “parque”). Después nos fuimos a Pozuelo, a una urba de las que ha canonizado Pedro Herrero, pero con espacios verdes y deportivos generosísimos.

De adolescente me dio por visitar Madrid, y pasearla. Aborrecí de la urba y de sus chándals domingueros: para llegar a Argüelles me hacía unos 50 minutos en el bus de la Jodiente. Luego viví por el barrio de Chamberí unos años, y en la zona de Guzmán el Bueno, y me hice urbanita total.

Ahora me irrita demasiado el ruido y la muchos de mis amigos viven a las afueras residenciales. Estoy dividido. Lo mejor por supuesto es alternar.

  1. Desmiéntame un tópico sobre Madrid o los madrileños.

“Madrid es muy grande e impersonal”. Madrid es bastante manejable. Y casi cada vez que voy me encuentro con alguien que conozco. A veces, con unos cuantos.

  1. Ahora, confírmeme otro.

Calor seco en verano, frío soleado en invierno. ¿Qué problema hay?

  1. ¿Cuál es el mejor momento del año para degustar Madrid?

Mi momento preferido es el comienzo del otoño, en días soleados y nítidos.

El Retiro en otoño
El Retiro en otoño
  1. ¿En qué rincón de la ciudad se cita con la nostalgia?

Mi padre murió este verano. Cuando llegué a Atocha para celebrar año nuevo con ellos, mi padre -que acababa de salir del hospital- acompañó a mi hermano para recogerme. Fue una sorpresa. Hicimos algo que a él siempre le encantó: atravesar la ciudad de noche, en vez de echarnos en manos de la M30, para ver sus palacios y monumentos iluminados. Como recuperando la fascinación de su etapa universitaria por esa ciudad aristocratizante pero dinámica que fue su palestra al salir de su hogar asturiano. Así que me temo que la próxima vez me daré cita con la nostalgia cruzando de noche de abajo a arriba la Castellana.

  1. ¿Para qué sirve una olimpiada?

En Barcelona se aprovechó para hacer rondas y playas. En Madrid ya tenemos rondas. Y nunca habrá playa, como recordaba por aquí Quintana Paz hace unas semanas. La pregunta no es ninguna tontería: en general es bueno hacer las cosas por alguna razón, siempre que no sean buenas razones en sí mismas. La actividad deportiva lúdica es algo bueno de por sí. Pero una olimpíada es otra cosa.

  1. ¿Qué le enamora más… de Barcelona?

Las palmeras y los pinos mediterráneos, que le dan forma al aire y te hacen mirar al cielo… que es a donde se llega desde Madrid.

  1. ¿Quién es Madrid hecho carne?

No sabría decir. Pero entre los que conozco personalmente, uno de los espíritus que más se ha encarnado en Madrid (versión barrio de Salamanca) es Carlos Loaiza Keel. Un gran amigo, de pasaporte español, que vive en Uruguay, es de Bolivia y tiene –perdón- estatura de boliviano, pero también de Suiza –como sugiere su aspecto pelirrojo. Trabaja para un gran madrileñísimo despacho de abogados y viste como un modelo de El Ganso. Siempre que viene a España intentamos coincidir en el Quitín, como si ambos viviéramos a la vuelta de la esquina.

  1. ¿De qué piezas consta su día diez en Madrid?

Tiene que incluir ver amigos, aunque sea por trabajo. Dar un paseo entre dos o más citas, en un día frío pero soleado. Comprar un libro en Pasajes. Tomar un “café” en algún mentidero de la villa. Descubrir que tengo una hora libre y estoy cerca del Museo del Prado, y entrar allí como por costumbre, no a deambular, sino a ver algo en concreto. Entrar en alguna iglesia que ignoraba y/o despreciaba porque aún arrastro el prejuicio de que, para barroco, el de Roma. Y al final perder un tren por alargarme en una cena tempranera en el Quiroga.

  1. ¿Cuál es el himno no oficial de Madrid?

La Musica Notturna delle Strade di Madrid de Bocherini (la “Ritiratta”). La suelo escuchar cuando “me retiro” de la capital, al subir al tren o al avión. He visto hace poco que hay una versión en youtube que está un poco teatralizada y que incluye los comentarios de Bocherini explicando a qué responden los sonidos del quinteto: las calles de la Corte al caer la tarde, que la música imita o evoca, y cómo interpretarlos. Para mi tiene especial valor esa información, porque confirma lo que nos explicaba mi padre cuando la oíamos –miles de veces- en el coche o en casa: las campanas de la iglesia llamando al Ave María, los tambores de la patrulla de soldados, el pasacalle… Y al final la retreta de los soldados. Pero supongo que entonces empezaba la verdadera noche madrileña de aquel tiempo, inconfesable. Y me malicio que Bocherini alguna vez la viviría.

  1. ¿Qué vista de Madrid le hace olvidar el mar?

Ninguna. Aunque las puestas de sol desde la zona del palacio de Oriente o el Templo de Debod, son un buen sucedáneo.

  1. ¿Callos o sushi? Y, ya que estamos, ¿Lucio o DiverXo?

Soy aristotélico de querencias conservadoras, con influencias personalistas. Por eso agradezco la unión de buena materia prima con una reconocible forma sustancial. Me gusta bañarme en el mismo río, pero que corra el agua. La gastronomía debería estar más cercana a la prosa poética que a los cantos de (in)gesta. Al final lo decisivo es con quién comes, y escribir un buen capítulo de una historia.

  1. ¿Cuál es su rasgo más inequívoco de madrileñismo?

Pivotar por bastantes países, pero siempre con un pie en Madrid.

  1. ¿A quién le alfombraría de claveles la Gran Vía?

Cuando estaba en el colegio participé con un grupo de amigos en la operación de alfombrar de confeti la Gran Vía al paso del papamóvil de Juan Pablo II. Recortamos guías de páginas amarillas y blancas en trozos tamaño octavilla. Después, conseguimos acceso a un piso vacío sobre el cine Colisseum. Desde allí lanzamos con entusiasmo nuestros “claveles”. Se formó una nube impresionante, más que una alfombra: los papeles se nos volaban hacia arriba. Madrid ha sido una ciudad bastante papista en los últimos 40 años, seguramente de las más visitadas por los pontífices.

  1. ¿Hay vida más allá de la M-30?

Hay vida, pero no movida. Más parecida a esa de la que habla Pedro en el artículo que mencioné antes: niños, piscina, merendolas, partidos de pádel. Como diría Javier Gomá: vida especializada, en el corazón y en la profesión. Vida, vaya.

  1. ¿Cuál es el secreto mejor guardado de su Madrid?

Pues era la biblioteca de filosofía del CSIC, junto a la Residencia de Estudiantes, en la Colina de los Chopos. Ahí escribí buena parte de mi tesis doctoral. Me fascinaba bajar José Atascal, cruzar la Castellana, y entrar en ese oasis. Pero hace pocos años fui un día a buscar un libro -que sabía que estaba allí- y al entrar al edificio, el largo pasillo que acababa en la biblioteca estaba tapiado. La han reubicado… más allá de la M-30.

Residencia de Estudiantes,Colina de los Chopos
Residencia de Estudiantes,Colina de los Chopos
  1. ¿Y su último descubrimiento en la capital?

Aunque me gusta bañarme en el mismo río, también me agrada que me descubran novedades, si me llevan de la mano. Pero –dada mi ignorancia- incluso los amigos que son de sitios de toda la vida me descubren cosas. Como, por ejemplo, hace poco, el Mercado de la Paz y su tortilla de patatas.

  1. ¿Qué vez se dejó el corazón en Madrid, como Chavela?

Pues me lo dejo a girones cada vez que me voy. Pero siempre me llevo un trozo grande para plantarlo donde toque estar.

  1. Lugar de Madrid en que ha sido más feliz.

Yo he tenido infancia feliz y eso, y tengo buenísimos recuerdos de juventud. Pero en realidad siempre he sido más feliz fuera de Madrid, en Asturias y en Uruguay, de donde son mi familia paterna y materna.

  1. Mejor lugar para aprender algo de un hijo.

La cama del hospital.

  1. Si se pierde, ¿dónde le encontramos?

En la Biblioteca de El Escorial.

Ricardo Calleja Rovira

Ricardo Calleja Rovira es doctor en Filosofía Jurídica y Política, escritor y profesor en el IESE Business School.