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Andrés Trapiello: «El Manzanares es al agua lo que un niño pobre a la lucha por la vida»

«Madrid Q&A» es una indagación, en forma de cuestionario, sobre la relación personal de vecinos o visitantes de Madrid con la ciudad. Y, quien dice la ciudad, dice del Xanadú al pico de Peñalara: que Madrid, ya lo sabemos, no es tanto un callejero como un estado mental.

Ha tenido el detalle de asomarse a esta galería castiza, recién puesto el colofón a su gran obra sobre Madrid. Editada con el primor de costumbre y titulada así, Madrid (Destino, 2020), con la sencillez de lo que se explica solo. Sencillez que es la seña de una prosa, sin embargo, tan dúctil. Tan capaz de virar de lo socarrón a lo íntimo en el hueco estrecho de una frase: he ahí el prodigio. Con ese material ha levantado todo un ideal estético, y muchos edificios inolvidables. Como su metafísica del Rastro (El Rastro: historia, teoría y práctica, Destino, 2018) que, junto al Madrid de ahora, nos parece de pronto la mitad de un díptico (y que ojalá la pandemia no convierta en elegía). O ese refugio llamado Salón de Pasos Perdidos: como los mejores diarios, una especie de vida de acogida para que el lector tenga dónde guarecerse de la suya. Y cuyo nombre alude a la estancia más humilde de Palacio: ésa cuya función es no tener función propia, para conducirnos a otras que sí la tienen. Sin más protagonismo que el que le quiera dar nuestra atención cuando pasa camino de otros sitios, de otras puertas; de la vida, en suma. Quizás no sea otra cosa este Madrid vivido siempre más que contemplado: nuestro gran salón de pasos perdidos. No es poco, si lo piensa uno.

1. ¿Cuándo le dan a uno el carnet de madrileño?

Ese carnet no existe, aquí no te pregunta nadie de dónde eres ni ser de Madrid te da derecho a nada. Entras y sales sin pedir permiso, y a Madrid se llega llorado, quiero decir que aquí nadie se victima.

2. ¿Qué es lo mejor de un gato? ¿Y lo peor?

Su estoicismo. Su incredulidad. El madrileño ha visto y ve tantas cosas que cree estar curado de espanto.

3. ¿Dónde queda el ascensor para ir de Madrid al cielo?

El cielo de Madrid está siempre a ras del suelo, en la calle. No hay que subir, basta con bajae a la calle y mezclarte con la gente.

4. ¿Cuál es el último amanecer que ha visto o, en su defecto, el que no olvidará nunca?

Lo fascinante de los crepúsculos, de la mañana y de la noche, es que no hay dos iguales. Unos y otros los vemos a diario desde un cuarto de mi casa cuya ventana da a la cúpula de las Góngoras, una pequeña iglesia del siglo XVII. En el libro se reproducen dieciocho fotos hechas por mi mujer, Miriam Moreno Aguirre, de esos momentos únicos.

5. ¿Una alcoba en el centro, o un palacio en las afueras?

Los clásicos lo resumían bien: de Corte o de cortijo. Aunque suprimiría la disyuntiva por la copulativa: De Corte y de cortijo. Pero con algo más que alcoba y menos que palacio o cortijo se conforma uno.

6. Desmiéntame un tópico sobre Madrid o los madrileños.

La chulería. Bien entendida es simpática. En las mujeres mejor que en los hombres, ellas por lo general no quieren demostrar nada ni medirse con nadie.

7. Ahora, confírmeme otro.

El descreimiento

8. ¿Cuál es el mejor momento del año para degustar Madrid?

Es único el otoño. Cuando lo hay. Porque en Madrid casi siempre se pasa del invierno al verano, y al revés.

9. ¿En qué rincón de la ciudad se cita con la nostalgia?

Las citas con la nostalgia no se producen en el espacio sino en el tiempo. La ciudad no hace más que ponerle un marco a las cosas. Las ciudades sólo tienen presente. Somos nosotros los que a partir de un momento sólo tenemos pasado. Pregunta a un joven sobre Madrid. Difícilmente se pondrá de acuerdo con un viejo. La ciudad es para cada uno de ellos sus respectivos presentes.

10. ¿Para qué sirve una olimpiada?

Para ver cuerpos bonitos haciendo cosas difíciles por el gusto de superarse.

11. ¿Qué le enamora más… de Barcelona?

El mestizaje y que no puedan con él. Madrid sin mezcla no se entiende.

12. ¿Quién es Madrid hecho carne?

El río Manzanares, que es al agua lo que un niño pobre a la lucha por la vida.

13. ¿De qué piezas consta su día diez en Madrid?

Eso no sé qué es.

14. ¿Cuál es el himno no oficial de Madrid?

El del Atleti de Sabina, parece de Verdi; el del Madrid, cantado por Plácido Domingo, parece el Ave María de Schubert.

15. ¿Qué vista de Madrid le hace olvidar el mar?

La de la colina de San Isidro, con el río debajo y los barrios bajos al fondo

16. ¿Callos o sushi? Y, ya que estamos, ¿Lucio o DiverXo?

En Madrid se come bien en cualquier parte. Y si no, tampoco se le da mucha importancia a eso. El madrileño sabe que tiene unos cuantos platos insuperables (el cocido, los callos, los churros), pero no se pone estupendo por ello.

17. ¿Cuál es su rasgo más inequívoco de madrileñismo?

Que no tengo ningún rasgo inequívoco de madrileñismo.

18. ¿A quién le alfombraría de claveles la Gran Vía?

A Rafael Nadal.

19. ¿Hay vida más allá de la M-30?

Por supuesto. Pero lo bonito es que a esa otra vida te lleva la M-30.

20. ¿Cuál es el secreto mejor guardado de su Madrid?

De qué vive la gente y cómo llega a fin de mes.

21. ¿Y su último descubrimiento en la capital?

Que sigue existiendo la calle de Las Negras. Creí que habían quitado el nombre. Un lector del libro me sacó de mi error. Debe su nombre a un burdel donde había una esclavas negras, frecuentado por el propietario del cercano palacio de Liria.

22. ¿Qué vez se dejó el corazón en Madrid, como Chavela?

Cuando salimos para el campo la víspera del estado de alarma, en esta pandemia.

23. Lugar de Madrid en que ha sido más feliz

En mi casa, en mi calle, en mi barrio entendiendo por barrio lo que queda dentro de la cerca que desapareció en 1868.

24. Mejor lugar para aprender algo de un hijo

Yo aprendí mucho de los míos remando en el estanque del Retiro, las mañanas de los domingos en invierno

25. Si se pierde, ¿dónde le encontramos?

Normalmente en casa.