Viaducto de Bailén

Historia de Madrid: el Viaducto de Bailén cumple 150 años

El Viaducto de la calle Bailén, uno de los iconos más reconocibles de Madrid, es el protagonista del cartel de las fiestas de San Lorenzo, San Cayetano y La Paloma este año. No es casualidad: en 2024 se cumplen 150 años desde su primera construcción en hierro, y 90 años desde que adquirió su forma actual en hormigón y granito. Este puente no solo ha sido testigo del paso del tiempo, sino también de la evolución urbanística y social de la ciudad.

Un puente para salvar desniveles… y conectar historias

El viaducto fue levantado para superar el abrupto desnivel del arroyo de las Fuentes de San Pedro, hoy la calle Segovia, uniendo dos de los puntos más emblemáticos de Madrid: el Palacio Real y las Vistillas. Esta obra, inicialmente construida en hierro en 1874, ha sido objeto de numerosas restauraciones, adaptándose a las exigencias del tráfico de cada época.

Desde su cima, el viaducto ofrece una de las mejores panorámicas de Madrid. El descenso hacia el río Manzanares revela vistas espectaculares del Palacio Real, la Catedral de la Almudena y, en el horizonte, la vasta extensión verde de la Casa de Campo. Un escenario perfecto para disfrutar de una puesta de sol inolvidable.

Un puente que encierra secretos

La idea de construir un paso elevado en este lugar no es nueva. Data de 1730, cuando la incomodidad del empinado barranco que separaba el Alcázar de las Vistillas llevó a plantear la necesidad de una conexión. Sin embargo, el proyecto no se materializó hasta 1872, cuando comenzaron las obras del primer viaducto, hecho de hierro y madera, que lamentablemente no ha llegado hasta nosotros.

Con el tiempo, el viaducto de hierro comenzó a deteriorarse, y en 1931 se convocó un concurso para su reconstrucción. El proyecto ganador, de corte racionalista, se concluyó en 1934, utilizando hormigón pulido y granito. Pese a los daños sufridos durante la Guerra Civil, el viaducto se mantuvo en pie, consolidándose como una pieza clave de la infraestructura madrileña.

El viaducto en la literatura, el cine y la cultura popular

La imponente presencia del Viaducto de Bailén ha inspirado a muchos escritores y cineastas. Su asociación con la tragedia lo ha convertido en un símbolo literario y cinematográfico. Grandes nombres como Pérez Galdós, Jardiel Poncela o Valle-Inclán lo han retratado en sus obras. En Los Santos Inocentes de Miguel Delibes, el viaducto encarna la frontera entre la vida y la muerte.

En la gran pantalla, ha sido escenario de películas icónicas como El crimen de Cuenca de Pilar Miró, Matador y Los amantes pasajeros de Pedro Almodóvar, y Abre los ojos de Alejandro Amenábar. Este puente no solo conecta barrios, sino también historias de ficción y realidad.

Curiosidades que pocos conocen

El Viaducto de Bailén esconde numerosas curiosidades. Bajo su estructura, en la calle Segovia, se encuentra la Casa del Pastor, que exhibe el escudo más antiguo de Madrid. Además, una placa en su cara oeste recuerda que allí se ubicaba la antigua Casa de la Moneda.

Para su construcción fue necesario derribar la original Iglesia de Santa María de la Almudena, un sacrificio en favor de la conexión entre el Palacio Real y la Basílica de San Francisco el Grande.

Y, quizás, la anécdota más sorprendente: el primer «invitado» en cruzar el Viaducto tras su inauguración en 1874 fue el féretro del dramaturgo Calderón de la Barca, haciendo su último recorrido por el puente más alto de Madrid. Así, el autor de La Vida es Sueño dejó su huella en este monumento que sigue siendo testigo de la historia y la cultura madrileñas.