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‘Lavapiés, retratos de un comercio diverso’: así sobreviven los locales a la pandemia

| 17/2/2021 11:30

Desde esta semana y hasta el próximo 6 de marzo, el distrito de Centro acoge la exposición ‘Lavapiés, retratos de un comercio diverso’, un recorrido fotográfico de cómo el comercio minorista lleva viviendo y sobreviviendo a estos meses tan difíciles marcados por la pandemia.

La muestra, que ya se ha inaugurado, estará abierta al público hasta el próximo mes de marzo en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid (calle Tres Peces número 2) en horario de lunes a viernes de 18:30 h a 21:30 h y los sábados de 11:00 h a 14:00 h.

Este recorrido por el pequeño comercio bajo la mirada de los fotógrafos hace especial hincapié en las tiendas de la zona de Lavapiés, donde conviven las tiendas tradicionales y familiares con diferentes estilos y propuestas. Son establecimientos que, en palabras de José Fernández, concejal del distrito, constituyen “una parte importante de las calles de Lavapiés y del barrio de Embajadores, lugar donde se enclava el mercado callejero más famoso de Madrid, el Rastro”.

Este proyecto fotográfico quedará también reflejado en un libro en el que colabora el Ayuntamiento de Madrid con el objetivo de fomentar el asociacionismo del distrito de Centro, así como los socios de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid y los comercios retratados.

Lavapiés, Retratos de un comercio diverso II

«De siempre, desde sus orígenes, Lavapiés ha sido el barrio pobre de Madrid. El de los manolos y las manolas. Los que hilan fino en los asuntos municipales aseguran que ese nombre le vino de que Lavapiés era el barrio de los judíos, de los manueles, y de ahí.

El barrio, uno de los más antiguos de Madrid, se formó alrededor de los mataderos. Vivían en él gentes relacionadas con esa industria, curtidores, basteros, carniceros. Pero no solo. Vinieron luego los botoneros, que hacían botones de los huesos de las reses, o los que moliéndolos obtenían azufre para la pólvora. Y los hojalateros que fabricaban las latas donde guardaban sus industrias. Y por supuesto las triperas y tripicalleras que alimentaban a todas aquellas buenas gentes con las vísceras de los animales, las famosas gallinejas.»

Andrés Trapiello