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Eduardo Valcárcel: «La vida nos pone a todos barreras y tenemos dos opciones: mirarlas o intentar superarlas»

Son millones las veces que a Edu le han preguntado si hubiera sido mejor entrenador o hubiera llegado más lejos si no hubiese tenido el accidente y él siempre contesta que no hubiera llegado en su vida a la RFEF. Nunca. E igual nunca hubiera venido a Madrid y se hubiese quedado en San Sebastián. El caso es que el mundo del fútbol ha ganado al tener a este norteño, amante de su San Sebastián del alma, en sus campos de la RFEF formando a los pequeños de la escuela.

Con 18 meses sufrió un accidente de tráfico que podría haber costado la vida, en cambio,  perdió una pierna. Gracias a su forma de ser y actitud, es un ejemplo para niños y adultos, un ejemplo de superación y una persona magnífica. Conoce a Eduardo Valcárcel o, mejor dicho, a Edu, en La Azotea de Madrid365.

P.D: No le vamos a preguntar si hubiera sido mejor entrenador o hubiera llegado más lejos si no hubiese tenido el accidente.

¿Por qué se te conoce en San Sebastián como “El Niño del Balón”?

Y, ¿quién te ha chivado a ti eso? Pues es cierto, me llamaban así porque como no podía llevar el balón en las manos, lo llevaba siempre en el pie. Mi madre se enfadaba y me decía que lo llevara en las manos pero no le hacía caso. Le iba dando siempre contra la pared para ir avanzando y evitar así que se saliera a la carretera, aunque así pinché más de uno. ¡Bueno! Incluso jugaba a meterle el balón entre las piernas a la gente que me cruzaba. Bueno, por esto en todo el vecindario era el niño del balón.

Y, cuando me iba haciendo mayor, me decían ¿dónde has dejado el balón? (Risas) y a mi madre le preguntaban, ¿dónde está el niño del balón? Y, así me quedé, pero lo curioso era que siempre lo llevaba en el pie. Nunca en los pies. (Risas)

Tienes un humor admirable, te he escuchado decir “me levanto con el pie derecho por obligación” siempre con una sonrisa, ¿qué papel ha jugado el humor en tu vida?

Todo y nada. Al final soy un tío muy serio en mi trabajo, muy disciplinado, me gusta mucho el orden y lo transmito. Aunque hay dos partes: la parte profesional, de seriedad y de hacer las cosas bien, de ser metódico, de tener las cosas claras; y hay otra parte de mi vida que es la que creo que al final más conecta con los demás y es la sonrisa. Con una sonrisa conectas con la gente, con una sonrisa se gana siempre.

Con una sonrisa se gana mucho más que con cualquier forma de tratar las cosas y siempre he pensado y siempre me han enseñado que al final se consigue mucho más siendo amable, siendo buena persona que enfadado. Es cierto que igual me he aprovechado un poco de mi pierna y de la no-pierna para conseguir cosas que otras personas no conseguirían, pero yo siempre lo he achacado, no a no tener piernas sino a ir de buenas.

Tu no-pierna no te ha impedido hacer deporte: has realizado el Descenso del Sella, como Irene Villa, el camino de Santiago… ¿Qué significan estas experiencias? ¿Son retos?

Primero quiero decir que Irene es una chica fantástica y le tengo mucho cariño. Tenemos nuestros piques de broma con la piragua, en el río, porque llevamos muchos años bajando el Descenso del Sella y eso ha hecho que al final tengamos esa relación de ilusión cuando coincidimos.

El Descenso del Sella es ya una tradición. Otro reto más. Soy una persona de retos en la vida. Creo que da igual cómo seas o quién seas, ponerte un reto en la vida siempre te va a hacer tener un objetivo e intentar superarte.

Esa es la palabra: superación. Es una palabra que yo creo que nos abarca a todos. Todos nos superamos día a día y hay que buscar esa superación personal a la hora de afrontar las situaciones.

Para mí, desde que mi padre me contó tu historia con tanto cariño y admiración, SUPERACIÓN ES IGUAL A EDUARDO VALCÁRCEL

Seguramente esa palabra te recuerde a mí porque no la llevo encima. Me explico, yo nunca he querido ser para nadie una persona que se supera, alguien que ha superado límites… Yo siempre he querido demostrarme que era capaz.

Hace poco me decían “pero tú eres un súper héroe” y es mi carácter, mi personalidad, la forma de enfocar las cosas, la que me ha llevado a veces a hacer cosas que a día de hoy hace que me digan pero, ¿cómo hiciste esto? ¿cómo fuiste capaz? Y es una cuestión de superación personal. ¿Por qué no voy a poder hacerlo, porque me falta una pierna? Pues voy a intentarlo.

La vida nos pone a todos obstáculos, barreras, y tenemos dos opciones: mirarlas o intentar superarlas. Yo siempre he sido de «si me ponen algo en el camino, lo voy a superar y lo voy a conseguir«. A veces hay cosas que parecen imposibles y que lo son pero eso no impide que puedas acercarte lo más posible. Se lo digo a mis chicos en los entrenamientos, «si chutas y no llegas a la portería, pues no te empeñes en chutar todas desde lejos. Si poco a poco vas chutando cada vez más lejos llegarás a conseguir chutar desde donde quieras». No hay que perder la confianza en uno mismo. Los objetivos cortos son los que te hacen crecer.

Has hecho pádel, ciclismo, piragüismo, natación… ¿por qué te dedicas al fútbol?

Económicamente hablando, te diría que porque ninguno de los otros deportes da dinero. El deporte me ha gustado siempre, siento pasión por él desde siempre. Cuando aprendí a esquiar me volvió loco y lo mismo con el piragüismo, pero el fútbol desde niño siempre fue algo que me marcó y tuve la suerte encima de poder encaminar mi vida hacia el fútbol y, ya que no podía jugar, tuve la fortuna de poder empezar como entrenador.

Digo fortuna porque a veces no siempre estas en el sitio adecuado y en el momento preciso, y lo estaba. Y gracias a eso pude empezar a entrenar y darme cuenta de que me gustaba mucho.

A día de hoy, ¿qué papel juegas en el fútbol?

Pues mira, hay un departamento de scouting en la RFEF donde visionamos partidos de fútbol. En mi caso, visiono las categorías inferiores de España, sub 14-15. También realizo informes de los jugadores más destacados.

Para mí, descubrir y destacar posibles futuras estrellas es una responsabilidad pero a la vez una gozada pensar que puedan llegar a serlo. Estoy muy contento en está nueva etapa dentro de la RFEF.

¿Cómo surge la oportunidad y cómo fue tu primera vez como entrenador?

Pues mira, voy a tratar de contarte algo que no he contado: En el colegio no me dejaban jugar al fútbol. A los profesores les daba miedo que hiciera daño con las muletas. Así que me iba al frontón que había en el colegio y allí le daba contra la pared al balón y jugaba muchas veces, o bien con algún compañero de clase o solo.

Pero siempre me quedaba después del colegio a jugar un rato o a ver jugar a los compañeros. La verdad es que los profesores me querían mucho, yo era muy abierto, muy jovial.

Y, a base de aprender y jugar, poco a poco fui entrando a jugar con los compañeros. A veces me decían que hacía trampa porque jugaba con tres piernas, pero yo les regateaba y vacilaba porque les hacía creer que el balón iba para un lado y me lo llevaba para el otro.

Después de una evolución y de haber aprendido,  un profesor me preguntó si quería llevar un equipo de fútbol de niños pequeños, así que con 14 años cogí a un equipo de 8 años. Ese fue el comienzo de mi etapa como formador, que siempre digo que, al final, cuando entrenas a niños, estás educando, educando en valores, educando en principios, educando con el deporte.

¿Cuál es tu sueño por alcanzar?

Pues, siendo sincero, después de tantos años en la RFEF, es poder llevar la Selección.

¿Puedes llevar o ayudar en la selección?

Estoy preparado para ello y me siento cualificado pero está claro que yo no soy quién tiene que tomar este tipo de decisiones. Mira, es inevitable acordarme de mi gran amigo Gaspar Rosety, él siempre me decía que llegaría el día en el que sería seleccionador, sub16, sub17, de una de las pequeñas, y que sin duda me ganaría el respeto y la posibilidad de hacerlo.

¿Tú puedes entrenar a un equipo de primera?  ¿Encontraste problemas?

Realmente lo que se complicó fue el acceso a los cursos de entrenador. Con eso tuve problemas, tuve que pelear y donde gracias a gente influyente y gracias a gente que creyó en mí lo conseguí. Y una vez que ya pude acceder y los realicé, a partir de ahí ya depende de un club, de quienes llevan las selecciones…

¿Qué club te gustaría llevar?

Yo soy de la Real Sociedad desde que nací. Es el club de mi vida, mi pasión. A día de hoy colaboro todos los lunes, desde hace ya varios años en la tertulia de MARCA de San Sebastián. Y gracias a eso estoy muy metido en la Real.

Pero también es cierto que en este mundo lo importante es el tener la cabeza bien amueblada y saber que no siempre puedes estar donde quieres. A mí me gusta entrenar y lo importante es que te quieran; así que donde me quieran, allí estaré.

Qué cantidad y calidad de valores tienes, ¿cómo haces para transmitírselos a los niños?

Me considero una persona muy normal en lo que hago e intento enfocar todo de forma que ellos entiendan que ser grupo es hacer piña, el sentimiento de unión. Y, hay una diferencia entre saber de fútbol y entender el fútbol.

Entender el juego es muy difícil y es una de las primeras cosas que hay que enseñarles porque hay que conducir, pasar, regatear, defender, presionar, las situaciones… Y eso se enseña y por mi experiencia es bonito y divertido.

¿Cómo es trabajar con niños?

Pues maravilloso, porque los niños son un regalo y aprendes mucho con ellos y de ellos. Son movidos, van a 200 por hora, se precipitan, cometen cientos errores y, es que, lo bonito del educador, del entrenador, es estar todo el rato pudiendo corregir errores, pudiendo hacerles ver por qué lo han sido y que luego, al cabo de un rato o al día siguiente, en entrenamiento, ves que lo han corregido. Eso es lo más gratificante que hay en el fútbol.

¿Has perdido una pierna pero has ganado muchas otras cosas, no..?

Sí, es cierto que igual el haber perdido la pierna me ha hecho luchar y pelear más que otras personas y eso me ha hecho más fuerte.

Pero, también me derrumbo como cualquier persona y tengo momentos malísimos. Detrás de esa coraza de fortaleza hay un niño pequeño que sigue queriendo jugar al balón y llevar la pelota con el pie yendo a casa y estar con su madre.

Perder la pierna me ha hecho ser Edu. No hace falta mi apellido ni el final de un hombre, porque todo el mundo me conoce como Edu, sinónimo de un tío al que le falta una pierna. Es emocionante ser Edu.

¿Cómo te ven los niños? Yo lo he vivido y es impresionante he de decir…

(Risas) Más de una vez me dicen los entrenadores que, como me miran a mí, no les miran a ellos. Según me cuentan y me dicen tanto los padres como los entrenadores muchas veces, no sé si es por la magia que hace que una persona con una piernas sea entrenadora y eso hace que el respeto y la ilusión o la fe que me tienen hace que todo se multiplique, pero les llega.

¿Es más fácil con los hijos o con tus niños de la escuela?

En casa es mucho más difícil. Mis hijos son completamente distintos, él de 9 y ella de 12 años. Ella es la paz, la tranquilidad, y él es un terremoto, voluntarioso…

¿Les gusta el fútbol?

A Edu no solo le gusta sino que también juega, entrena en el benjamín, y ella jugó solo porque a mi me gusta. Estuvo un año en la RFEF pero se dedicaba a recoger los cauchos y todo lo que veía en el césped, así que no le gustaba y para el entrenador era un suplicio. (Risas)

¿Te ha tocado entrenar a Edu?

Pues este año, por primera vez. Es difícil entrenar a un hijo, yo siempre he dicho que no hay que hacerlo. (Risas). Es algo que hay que dejarle a los entrenadores y los padres en casa, pero es cierto que, en edades tan pequeñitas, como está jugando a lo que más le gusta, para mi es uno más. Tiene que ser así.

Intento que no sea el que más bronca se lleva porque Dios sabe que lo intento. Pero sí que es cierto que seguramente se lleva de vez en cuando alguna bronca más fuerte que otra. Pero es una gozada. La verdad es que le ves crecer dentro del grupo. Disfrutas con tenerle. Para mí es muy importante porque los sábados vas a un partido y vas sabiendo que no te quedas sin verle
porque te tienes que ir a otro partido.

De no dedicarte al fútbol, ¿a qué te hubiese gustado dedicarte?

De pequeño me decían en el colegio que si hubiera tenido las dos piernas hubiera sido futbolista de primera división. Yo siempre bromeaba diciendo que si hubiera tenido las dos piernas hubiera sido poeta porque era muy payaso con las poesías.

¿Escribes?

No, pero también decía que quería ser bombero. Quién sabe lo que sería, lo que cuenta es lo que soy y quién soy.

Y, para mi esta pregunta es la última y, quizá, la más importante. ¿Qué papel han jugado tus padres?

Pff… Mi madre se fue hace muchos años pero fue muy importante y mi padre se fue también el año pasado. Mi padre me aportó la disciplina, los valores… Y mi madre ese amor haciendo honor a “madre no hay más que una”. Me acompaña diariamente y no hay un solo día que no la nombre. Hay que cuidarles hasta el día que se van.

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