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Madrid y Barcelona descienden en la clasificación de las ciudades más caras del mundo al abaratar sus costes

Madrid y Barcelona han descendido cinco y once puestos, respectivamente, en el ranking de las ciudades más caras del mundo para vivir, lo que les convierte en urbes más atractivas para los expatriados y en mejor posicionadas de cara a su competitividad respecto al resto de grandes ciudades.

Según el último informe anual de coste de vida 2020 de Mercer, Madrid se sitúa ahora en el puesto 87, alzándose como la capital de los grandes cuatro países de la Unión Europea más barata para vivir, por delante de Berlín (82), Roma (65) y París (50), aunque por detrás de la vecina Lisboa (106) o de Atenas (138).

En cuanto a Barcelona, este año está en el puesto 102, lo que supone que cuenta con unos precios más competitivos que otras grandes ciudades europeas que no son capitales como Milán (47), Munich (72), Frankfurt (76) y Dusseldorf (100).

No obstante, la ciudad Condal registra un coste de vida muy superior al de otras ciudades europeas: Hamburgo (106), Lyon (123), Stuttgart (130), Nuremberg (155), Leipzig (158), así como de otras muchas de Reino Unido: Birmingham (129), Aberdeen (134), Glasgow (141) o Belfast (149).

En el entorno europeo, Zurich (4), Berna (8), Ginebra (9) y Londres (19) continúan siendo las ciudades más caras, seguidas de Copenhague (25) y Dublín (46). En todo el mundo, Hong Kong repite como la urbe más cara, seguida de Ashgabat (Turkmenistán), Tokio, Zurich y Singapur.

Respecto a Estados Unidos, Nueva York se alza como la más cara, seguida de San Francisco y Los Ángeles, al mismo tiempo que en China, Shanghái, Pekín y Shenzhen se sitúan en lo alto de la tabla como las más caras.

Tendencia hacia la regionalización

Mercer explica que la necesidad de las empresas de acortar sus cadenas de suministro, la aceleración de la automatización en los procesos y la creciente tendencia a apostar por el desarrollo de mercados internos, en lugar de modelos puros de exportación, está provocando una tendencia hacia la regionalización de los procesos laborales y un mayor desarrollo de los centros de negocio locales.

En este contexto, las organizaciones multinacionales están revisando sus programas de movilidad y compensación para desplazar a sus expatriados. Así, la búsqueda por localizaciones más asequibles se dispara y las compañías ponen su atención en ciudades que, siendo centros de negocio, ofrezcan una buena calidad de vida y resulten más asequibles.

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