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Primeras navidades sin Cortylandia

Desde 1979, el espectáculo de Cortylandia no ha fallado ni una vez a su cita navideña en el Corte Inglés del centro de Madrid.

Cada año, desde finales de noviembre hasta el 1 de enero, padres y niños se agolpan en la calle Maestro Victoria de Madrid, esperando que comience uno de los espectáculos más mágicos de la capital.

Sin embargo, por primera vez en 42 años, el Corte Inglés ha decidido no montar la instalación infantil navideña por motivos de seguridad relacionados con el Covid-19 y para evitar aglomeraciones.

Según la propia dirección, esta decisión es firme y se ha tomado ante la previsión de «no poder controlar el aforo» ni que se garantice la distancia de seguridad interpersonal, por lo que estas navidades, en el lugar donde se montaba el espectáculo, habrá tan solo una felicitación navideña acompañada de luces.

Un clásico de las navidades madrileñas

Era el año 1979 cuando El Corte Inglés de la calle Preciados decidió inaugurar el primer Cortylandia. Como estrategia de marketing para publicitar la ampliación del centro comercial, Cortylandia nació para llenar la ciudad de ilusión, magia y espectáculo.

En aquella primera ocasión, se utilizó una máquina de tren real que funcionaba en el Parque de Atracciones de Madrid para dar al espectáculo navideño un toque ‘a lo Walt Disney’.

Cortylandia 1979

A partir de ahí, Cortylandia se convirtió en un clásico familiar en las fechas navideñas. De hecho, fue tal su éxito, que los montajes comenzaron a llevarse a otras ciudades españolas como a la Feria de Abril, en Sevilla, o a las Fiestas de San Mateo, en Valladolid.

De todas formas, el espectáculo que marcó un antes y un después en los madrileños fue el de 1985. En esas navidades, la fachada del centro comercial acogió a la figura gigante de Gulliver, cuyo montaje medía 18 metros de altura y pesaba tres toneladas.

Cortylandia 1985

Desde entonces, los espectáculos fueron mejorando cada año, llegando a ambientarse en temáticas como la historia bíblica (el Arca de Noé en 1987), en clásicos de la literatura española (El Quijote en 1989), en películas infantiles de Disney (Aladín en 1993), en episodios históricos (Troya en 1996) y hasta en películas tan taquilleras como El Señor de los Anillos, en 2001.

Si bien la mayoría de madrileños recuerda las primeras ediciones con más cariño, puede que por su producción más humilde o artesanal, con la llegada de las tecnologías los últimos espectáculos han traído nuevos personajes más futuristas, con más colores, más luces y con un montaje detrás que deja a cualquier espectador con ganas de volver.

Para ello, sin embargo, tendremos que esperar otro año más.

 

Redacción

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