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Casa de Aves del Infante don Luis Boadilla

Boadilla recupera un nuevo espacio museográfico: la Casa de Aves del Infante don Luis

El Ayuntamiento de Boadilla acaba de recuperar, hace apenas diez días,  la Casa de Aves del Infante, que muy probablemente sirvió de inspiración al músico cortesano Boccherini para la composición de su obra “L’Uccelliera” y que  ha dado como resultado un nuevo espacio museográfico, tras unas obras que han supuesto un auténtico reto histórico y arquitectónico. Este nuevo espacio se une a la visita obligada del Palacio del Infante don Luis, sus jardines y huertas, su explanada, cuando uno visita este municipio.

Un edificio singular

El Gallinero, como se conoce popularmente la Casa de Aves del Infante, fue inaugurado el pasado 21 de septiembre por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Su recuperación ha supuesto un coste de 1.171.563 euros, cofinanciados por el Ayuntamiento y los fondos europeos FEDER. Fue construido en torno a 1765 por orden del Infante don Luis, el ilustrado hermano de Carlos III, para albergar animales de especies exóticas que pudieran ser estudiadas por el propio Infante; sobre todo, aves e insectos, aunque llegó a cobijar también cebras, un oso y cabras de angora. Las fuentes históricas parecen señalar que El Gallinero fue obra del arquitecto que diseñó el Palacio boadillense, Ventura Rodríguez.

La Casa de Aves, que quedó prácticamente abandonada desde que murió el Infante, está constituida por dos edificaciones, una rectangular y destinada a vivienda y otra de diseño muy singular. Está compuesta, de una parte, por un polígono de dieciséis lados que forman casi un círculo, y de otra, por un pabellón recto situado a pocos metros, al que se une perpendicularmente por otro que sirve de conexión y que se cree que era el lugar de trabajo de los taxidermistas. A su deterioro acumulado durante siglos se unieron los graves daños que sufrió durante la Guerra Civil, que acabó con el 75% del edificio que albergaba los animales y con el 50% de la vivienda. En 2017, cuando el Ayuntamiento, dirigido entonces por Antonio González Terol, decidió iniciar la recuperación de El Gallinero, se encontró con un montón de ruinas llenas de grafitis.

Una recuperación casi a ciegas

Las obras, que comenzaron a finales de 2019, han estado dirigidas por el arquitecto y experto en patrimonio histórico José Ramón Duralde. Cuenta en su haber con las restauraciones de parte de las catedrales Logroño y Ávila, las murallas de esta última y los palacios abulenses de Superunda y los Verdugos, entre otras rehabilitaciones. En el proyecto presentado al Ayuntamiento de Boadilla para la recuperación de la Casa de Aves,  Duralde se enfrentó casi a ciegas a una construcción complicada, porque cuenta con muy pocas fuentes en las que basar su trabajo: el único plano antiguo del municipio, fechado en 1868; los restos arqueológicos de los edificios, fotos aéreas anteriores a la Guerra Civil y algunas fuentes documentales del siglo XVIII. Sin embargo, las actuaciones, tanto las arqueológicas como las de investigación como las puramente constructivas se han desarrollado sin incidentes y han permitido su finalización este verano.

La rehabilitación ha tenido en cuenta varios puntos importantes. Por un lado, la máxima fidelidad posible a la construcción original, respetando las fuentes históricas. Por otro, la necesidad de tratar la Casa de Aves como parte de un conjunto y no de manera aislada, teniendo en cuenta tanto el entorno en el que se encuentra como el resto de edificaciones erigidas bajo la tutela de don Luis de Borbón. En tercer lugar, considerar los nuevos usos del Gallinero como espacio museográfico que también podrá albergar eventos al aire libre. Por tanto, incluye baños, un espacio para una cafetería, instalaciones adecuadas para la proyección de audiovisuales y para la realización de actividades manuales y con un sistema de acondicionamiento térmico geotérmico.

Algunas soluciones arquitectónicas

Una papel fundamental de la rehabilitación de la Casa de Aves lo han tenido sus tabiques de ladrillo o cítaras, como los llamaban los neoclásicos, ya que han permitido dar con la estructura real de la Casa de Aves. Para recuperarlos, se eliminó la madera podrida que quedaba en los originales, sustituyéndola por materiales modernos (fibra de vidrio y cal), para reafirmarlos.

Para la cubierta, de la que se desconoce el diseño original, Duralde apostó por seguir el de las fotografías aéreas del siglo pasado y emplear madera laminada en lugar de ladrillo, solución que también se ha aplicado a los pilares de la galería y que se supone más cercana a la construcción original.

Mención especial merece el patio, cuyo resultado, como se pudo comprobar el día de la inauguración, es muy notable. Se ha restaurado la embocadura de granito del supuesto pozo y se ha colocado una tapa que sustituye a la que todo indica tuvo en su momento. El resto del espacio se ha resuelto con gravilla que recuerda a la arena y con un sistema de drenaje específico para los días de lluvia.

Asimismo, se han recuperado parte de las estructuras que en su día albergaron las jaulas donde se encontraban los animales del Infante y que ahora contendrán distintas piezas museísticas que expliquen la relación entre el hombre y los animales a lo largo de la Historia. La nueva tarea de la Casa de Aves, por fin recuperada, será, sobre todo, divulgativa, como lo fue el proyecto ilustrado de don Luis de Borbón. Se puede visitar los sábados y domingos, de 11:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas.

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